LA PRESENCIA DE DIOS EN MEDIO DE LA HISTORIA DEL HOMBRE.



A lo largo de la historia, Dios ha hablado a los hombres de muchas maneras, hoy nos ha hablado por medio de Jesucristo. Él se hace hoy presente en medio de su Iglesia, la Iglesia que él ha querido fundar. Cristo, única promesa de felicidad, se hace presente en la realidad de cada día, en cada hombre y en cada acontecimiento.

Por ello, este blog lo que pretende es reconocer a través de los hechos en la Iglesia, la presencia de Dios en medio de su Pueblo.

jueves, 3 de marzo de 2011

Secreto de Fátima y atentado contra Juan Pablo II


En estos días, la parróquia va a comenzar una peregrinación al Santuario de la Virgen de Fátima. Con este motivo vamos a presentar algunos extractos del libro “Una vida con Karol”, el extraordinario testimonio del Cardenal Stanislaw Dziwisz, el hombre que fue durante décadas la sombra de Wojtyła.

Publicado por la editorial italiana Rizzoli y por la Librería Editora Vaticana, el volumen de memorias del actual Arzobispo de Cracovia constituye una larga conversación con el periodista Gian Franco Svidercoschi.
Los pasajes son extractos del capítulo 19 “Quei due colpi di pistola” (Aquellos dos disparos), del capítulo 20 “Ma chi ha armato la mano?” (Quién puso el arma en la mano) y del capítulo 26 “E cadde il Muro” (Y cayó el Muro).

Así es como don Estanislao relata el “descubrimiento” de una relación entre el atentado del 13 de mayo de 1981 y el tercer secreto de Fátima

En realidad, Juan Pablo II no pensó en Fátima en los días inmediatamente después del atentado. Fue más tarde, después de haberse recuperado y haber recobrado un poco las fuerzas, cuando comenzó a reflexionar sobre esa coincidencia tan peculiar. ¡Justo el 13 de mayo! El 13 de mayo, de 1917, fue el día de la primera aparición de la Virgen en Fátima, y el 13 de mayo era también el día en el que habían intentado asesinarlo.

Finalmente, el Papa se decidió. Pidió permiso para ver el tercer “secreto”, conservado en el Archivo de la Congregación para la Doctrina de la Fe. Y el 18 de julio, si no me equivoco, el entonces prefecto de la Congregación, el cardenal Franjo Seper, le entregó dos sobres – uno con el texto original de sor Lucía y otro con la traducción en italiano – a monseñor Eduardo Martínez Somalo, sustituto de la Secretaría de Estado, la persona que lo llevó al Policlínico Gemelli. Eran los días en los que tuvo que ser hospitalizado por segunda vez. Fue allí donde el Santo Padre leyó el “secreto” y, una vez leído, ya no tuvo más dudas. En aquella “visión” reconoció el propio destino; se convenció de que le habían salvado la vida, más bien, se la habían concedido nuevamente gracias a la intervención de la Virgen, a su protección.

Sí, es verdad, el “obispo vestido de blanco” fue asesinado aquel día, según informó sor Lucía; mientras que Juan Pablo II había escapado de una muerte casi segura. Y entonces, ¿No podría haber sido esa la intención? ¿No es posible que los caminos de la historia, de la existencia humana, no estén forzosamente preestablecidos, y por lo tanto, que exista una Providencia, una “mano materna”, capaz también de hacer “fallar” al que apuntó con el arma con la intención de matar?
“Una mano disparó y otra desvió la bala” decía el Santo Padre. Y hoy aquella bala, ahora “inocua”, permanece incrustada en la corona de la estatua de la Virgen de Fátima.”

¿Quién armó a Alì Agca?

Alì Agca era el asesino perfecto. Enviado por los que consideraban que el Papa era 
peligroso, incómodo. Por los que le tenían miedo. Enviado por los que tanto se asustaron cuando se anunció la elección de un Papa polaco. Dicho así, ¿cómo no se puede pensar en el mundo comunista? ¿Cómo no plantearse quién pudo decidir el atentado? ¿Cómo no se puede pensar, al menos en línea de hipótesis, en el Kgb? Habría que tener en cuenta todos los elementos de aquel escenario. La elección de un Papa polaco, mal vista por el Kremlin; su primera visita a Polonia; la explosión de Solidarnosc. En aquel momento, además, la Iglesia polaca acababa de perder a su gran primado, el cardenal Wyszynski, a penas fallecido. ¿No nos lleva todo hacia esa dirección? Las opciones, aunque diferentes, ¿no conducen todas hacia el Kgb?

( ... ) Tampoco se creía en la “pista búlgara”, ni en muchas otras reconstrucciones. Como aquella relativa a la desaparición de Emanuela Orlandi, donde la prensa, con la ayuda de algún mitómano, trataba de demostrar a toda costa la hipótesis de una conexión de ésta con el atentado, con el Vaticano, y con el Papa. Pero no existía ninguna conexión objetiva, directa o indirecta. La única cosa real era la angustia del Santo Padre por la suerte de esa pobre chica, y su solidaridad cristiana por la familia afectada.

La caída del Muro de Berlín en 1989 y las revelaciones de Fátima

Juan Pablo II no se lo esperaba. Evidentemente pensaba que aquel “sistema”, socialmente injusto y económicamente ineficiente, estuviera destinado, antes o después, a desaparecer. Pero la Unión Soviética seguía siendo una potencia geopolítica, militar y nuclear. Y por ello, no considerándose un profeta, como solía bromear, el Santo Padre no esperaba que la caída del comunismo ocurriera tan pronto. Y, sobre todo, que el movimiento de liberación se extendiera de forma tan rápida e incruenta.

( ... ) El Santo Padre la consideraba una de las revoluciones más grande de la historia. De hecho, analizándola en una dimensión de fe, la consideró como una intervención divina, como una gracia. Para él, la caída del comunismo y la liberación de las naciones del yugo del totalitarismo marxista estaban sin duda relacionadas con las revelaciones de Fátima, con la consagración del mundo y particularmente de Rusia a la Virgen. Ella misma pidió a la Iglesia y al Papa. “Si atendiesen a mis peticiones, Rusia se convertirá y habrá paz; si no, extenderá sus errores por el mundo...” aparecía escrito en las dos primeras partes del “secreto”.
Y así, el 25 de marzo de 1984, en la plaza de San Pedro, ante la estatua de la Virgen traída expresamente desde Fátima, y en unión espiritual con todos los obispos del mundo, Juan Pablo II realizó el acto de consagración a María. Sin nominar expresamente a Rusia, pero aludiendo claramente a las naciones que “lo necesitan particularmente”. Así fue realizado el deseo de la Virgen, y justo entonces, comenzaron los primeros episodios de la caída del mundo comunista.

1 comentario:

  1. Esta es y fue la verdadera felicidad de Juan Pablo saber de la existencia del verbo encarnado.
    https://www.youtube.com/watch?v=3n2IG4yzC78

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