LA PRESENCIA DE DIOS EN MEDIO DE LA HISTORIA DEL HOMBRE.



A lo largo de la historia, Dios ha hablado a los hombres de muchas maneras, hoy nos ha hablado por medio de Jesucristo. Él se hace hoy presente en medio de su Iglesia, la Iglesia que él ha querido fundar. Cristo, única promesa de felicidad, se hace presente en la realidad de cada día, en cada hombre y en cada acontecimiento.

Por ello, este blog lo que pretende es reconocer a través de los hechos en la Iglesia, la presencia de Dios en medio de su Pueblo.

martes, 20 de agosto de 2019

Pensamiento

20.08.2019

PADRE PIERINO: No razones sobre tu pena, porque así aumenta la fuerza y el sufrimiento.  El ofrecimiento a Jesús, que corresponde con su amor, te da la segura esperanza de superarla.

Non ragionare sulla tua pena, perché così aumenta di  forza e di sofferenza. L’offerta a Gesù, che corrisponde col suo amore, ti dà la certa speranza di superarla.


PADRE PÍO:

Os exhorto, mis queridísimos hijos, a cuidar con todo empeño vuestros corazones. Procurad mantener la paz, controlando vuestro temperamento. Yo no digo, escuchad bien, mantener la paz, sino que os digo que procuréis mantenerla: que éste sea vuestro deseo importante; y guardaos bien de que sea motivo de inquietud el no poder controlar la variedad de los sentimientos y de vuestro temperamento.

Aprended bien qué significa el claustro, para que no os llevéis a engaño. Es la academia de la necesaria corrección, en la que el alma debe aprender a dejarse trabajar, cepillar y pulir, para que, estando bien pulida y enderezada, pueda unirse y acoplarse a la voluntad de Dios. La contraseña evidente de la perfección es querer ser corregidos, porque éste es el fruto principal de la humildad, que nos lleva a reconocer que necesitamos la corrección.

El claustro es un hospital de enfermos espirituales, que quieren ser curados; y, para conseguirlo, se someten a la sangría, al bisturí, a la navaja, al hierro, al fuego y a todos los inconvenientes de las medicinas. En la primitiva Iglesia, a los religiosos se les llamaba con un nombre que significa médico. Hijos míos, sed también vosotros médicos y no hagáis caso a lo que el amor propio os pueda sugerir en contra; y, dulce, amable y amorosamente, tomad esta decisión: o morir o curarse. Y, porque no se quiere morir espiritualmente, elegid la curación. Y, para curaros, aceptad sufrir los cuidados y la corrección, y suplicad a los médicos del alma que no os priven de ningún medio que os pueda alcanzar la curación. Sed siempre sinceros con el que tiene que curar vuestras enfermedades espirituales.

(18 de enero de 1918, a los novicios – Ep. IV, p. 366)


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