LA PRESENCIA DE DIOS EN MEDIO DE LA HISTORIA DEL HOMBRE.



A lo largo de la historia, Dios ha hablado a los hombres de muchas maneras, hoy nos ha hablado por medio de Jesucristo. Él se hace hoy presente en medio de su Iglesia, la Iglesia que él ha querido fundar. Cristo, única promesa de felicidad, se hace presente en la realidad de cada día, en cada hombre y en cada acontecimiento.

Por ello, este blog lo que pretende es reconocer a través de los hechos en la Iglesia, la presencia de Dios en medio de su Pueblo.

viernes, 9 de agosto de 2019

Pensamiento

9.08.2019

PADRE PIERINO: No es compatible Dios con el yo, que no acoge, no aprueba ni escucha los pensamientos de Dios, porque los hombres no piensan como el Señor. 

Non è compatibile Dio con l’io, che non accoglie, non approva né ascolta i pensieri di Dio, perché gli uomini non la pensano come il Signore.


PADRE PÍO:

Sí, mi alma está herida de amor por Jesús; estoy enfermo de amor; experimento de continuo la amarga pena de ese ardor que quema y no consume. Indíqueme, si puede, el remedio para el estado actual de mi alma.

He aquí una pobre descripción de lo que Jesús obra en mí. Como un torrente que arrastra consigo a la profundidad de los mares todo lo que encuentra en su curso, así mi alma, que se ha hundido en el océano sin orillas del amor de Jesús, sin ningún mérito y sin poder explicárselo, arrastra detrás de sí todos sus tesoros.

Pero, padre mío, mientras escribo, ¿a dónde vuela mi pensamiento? Al hermoso día de mi ordenación. Mañana, fiesta de san Lorenzo, es también el día de mi fiesta. Ya he comenzado a experimentar de nuevo el gozo de aquel día sagrado para mí. Ya desde esta mañana he comenzado a gustar el paraíso… ¿Y que será cuando lo disfrutemos eternamente? Voy comparando la paz del corazón que sentí aquel día con la paz del corazón que comienzo a experimentar de víspera, y no encuentro diferencia alguna.

El día de san Lorenzo fue el día en que encontré el corazón más encendido de amor por Jesús. ¡Qué feliz fui!, ¡cuánto gocé aquel día!

(9.08.2019 de 1912, al P. Agustín de San Marco in Lamis – Ep. I, p. 297)


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