LA PRESENCIA DE DIOS EN MEDIO DE LA HISTORIA DEL HOMBRE.



A lo largo de la historia, Dios ha hablado a los hombres de muchas maneras, hoy nos ha hablado por medio de Jesucristo. Él se hace hoy presente en medio de su Iglesia, la Iglesia que él ha querido fundar. Cristo, única promesa de felicidad, se hace presente en la realidad de cada día, en cada hombre y en cada acontecimiento.

Por ello, este blog lo que pretende es reconocer a través de los hechos en la Iglesia, la presencia de Dios en medio de su Pueblo.

martes, 11 de junio de 2019

Pensamiento

11.06.2019

PADRE PIERINO: La misericordia perseverante destruye los obstáculos y, con la oración, siempre tiene en reserva paciencia, perdón y gran amor.

La misericordia perseverante distrugge gli ostacoli e, con la preghiera, ha sempre in riserva pazienza, perdono e amore grande.


PADRE PÍO:

Hay algunas enfermedades físicas, cuya curación depende de un acertado modo de vivir. El amor propio, la estima de sí mismo, la falsa libertad de espíritu, son raíces que no se pueden erradicar fácilmente del corazón humano. Solamente se puede impedir la producción de sus frutos, que son los pecados; porque sus primeros retoños y sus ramas, esto es, sus primeras sacudidas y sus primeros movimientos, de hecho no se pueden impedir mientras se está en esta vida mortal, aunque sí se puede moderar y disminuir su calidad y su fuerza mediante la práctica de las virtudes contrarias, particularmente del amor de Dios.

Es necesario, pues, tener paciencia al cortar los malos hábitos, domar las antipatías y superar las propias inclinaciones y cambios de humor; porque, mi buena hijita, esta vida es una lucha continua y no hay quien pueda decir: «Yo no he sido tentado». La quietud está reservada para el cielo, donde nos espera la palma de la victoria. Aquí, en la tierra, hay que combatir siempre entre la esperanza y el temor; pero con el propósito de que la esperanza sea siempre más fuerte, y teniendo presente la omnipotencia de aquel que nos auxilia. No te canses, pues, de trabajar, con constancia, con confianza y con resignación, por tu conversión y perfección.


(11 de junio de 1918, a Herminia Gargani – Ep. III, p. 735)


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