26.06.2019
PADRE PIERINO: El Señor dona grandes sufrimientos para entrenarnos para aquellos más grandes y así ensanchar el corazón para amar más, cada vez más.
Il Signore dona grandi sofferenze per allenarci a quelle più grandi e così dilatare il cuore ad amare di più, sempre di più.
PADRE PÍO:
Las almas más afligidas son las predilectas del divino Corazón; y tú ten la certeza de que Jesús eligió tu alma para ser la benjamina de su Corazón adorable.
En este Corazón tú debes esconderte; en este Corazón tú debes desahogar tus deseos; en este Corazón debes vivir también los días que la providencia te conceda; en este Corazón debes morir, cuando el Señor así lo quiera. En este Corazón yo te he vuelto a poner; en este Corazón, pues, tú debes vivir, ser y moverte.
(31 de mayo de 1918, a las hermanas Campanile – Ep. III, p. 961)
27.06.2019
PADRE PIERINO: No hacer sufrir a Jesús y el prójimo es un don de amor profundo.
Non far soffrire Gesù e il prossimo è un dono di amore profondo.
PADRE PÍO:
¡Qué feliz es el reino interno cuando ahí reina este santo amor! ¡Qué felices son las potencias de nuestra alma cuando obedecen a un rey tan sabio! No, mi queridísimo padre, bajo su obediencia y en su reino, él no permite que haya en nosotros ni pecados graves ni afecto desordenado alguno, ni siquiera leve.
Es verdad que él les deja acercarse hasta la frontera, con la finalidad de ejercitar las virtudes internas en el combate para hacerlas más fuertes; es también verdad que él permite que los espías, que son los pecados veniales y las imperfecciones, corran de acá para allá en su reino; pero él permite esto para darnos a conocer que, sin su ayuda, seríamos presa de nuestros enemigos.
Humillémonos mucho, mi buen padre, y confesemos también que, si Dios no fuera nuestra coraza y nuestro escudo, seríamos heridos enseguida por toda clase de pecados. Y es por esto por lo que debemos apoyarnos siempre en Dios, perseverando en nuestros ejercicios y aprendiendo a servir a Dios con nuestras propias fuerzas.
(23 de julio de 1917, al P. Benedicto de San Marco in Lamis – Ep. I, p. 914)
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