LA PRESENCIA DE DIOS EN MEDIO DE LA HISTORIA DEL HOMBRE.



A lo largo de la historia, Dios ha hablado a los hombres de muchas maneras, hoy nos ha hablado por medio de Jesucristo. Él se hace hoy presente en medio de su Iglesia, la Iglesia que él ha querido fundar. Cristo, única promesa de felicidad, se hace presente en la realidad de cada día, en cada hombre y en cada acontecimiento.

Por ello, este blog lo que pretende es reconocer a través de los hechos en la Iglesia, la presencia de Dios en medio de su Pueblo.

domingo, 30 de junio de 2019

Pensamiento

30.06.2019

PADRE PIERINO: Después de la fiesta y la alegría de los amigos, el signo verdadero de la participación es la paz del corazón y el afecto aún más profundo de todos los amigos.

Dopo la festa e l’allegria degli amici, il segno vero della partecipazione è la pace del cuore e l’affetto ancora più profondo di tutti gli amici.


PADRE PÍO:

Permanece siempre en la presencia de Dios por los modos que se te ha enseñado y se te seguirá enseñando. Cuídate de las ansiedades e inquietudes, porque no hay cosa que nos impida tanto caminar hacia la perfección. Pon dulcemente tu corazón en las llagas de nuestro Señor, pero no a fuerza de brazos. Ten una gran confianza en su misericordia y bondad, que él no te abandonará nunca; pero no dejes por eso de abrazar fuertemente su santa cruz.

Después del amor de nuestro Señor, yo te recomiendo el de la Iglesia, su esposa y nuestra tierna madre; el de esta querida y dulce paloma, que sólo puede poner huevos y hacer que nazcan pichoncitos para el Esposo. Agradece a Dios, cientos de veces al día, el ser hija de la Iglesia. Pon tu mirada en el Esposo y en la Esposa; y di al Esposo: «Oh, que eres el Esposo de una bella Esposa»; y a la Esposa: «Ah, que eres la Esposa de un Esposo todo divino». Ten gran compasión de todos los pastores y predicadores de la Iglesia, al igual que de todos los pastores de almas; y contempla, hijita mía, cómo están diseminados por toda la tierra, porque no hay provincia en el mundo donde no haya muchos. Ruega a Dios por ellos para que, salvándose ellos mismos, procuren con fruto la salvación de las almas. Y en esto te suplico que no te olvides nunca de mí, cuando te encuentres delante de Jesús, ya que él me da tanta voluntad de no olvidarme nunca de tu alma.


(16 de enero de 1918, a Antonieta Vona – Ep. III, p. 836)


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