21.06.2019
PADRE PIERINO: Me voy convenciendo que sin Jesús no se puede hacer nada: se pierde tiempo en hacer todo por uno mismo, no solamente, sino que no se logra hacer ni siquiera lo que se debe hacer.
Mi vado convincendo che senza Gesù non si può fare nulla: si perde tempo a far tutto da sé, non solo, ma non si riesce a fare neanche quello che si deve fare.
PADRE PÍO:
¡Ay! padre mío, usted que sabe de él, dígame, se lo suplico, no me eche en cara mi dispersión, mi ansia, mi errar en busca de él; no me eche en cara la falta de abandono de este espíritu, que también desea con vehemencia su descanso más ciego y humilde en el divino beneplácito; dígame, por caridad, ¿dónde está mi Dios? ¿Dónde podré encontrarlo? ¿Qué puedo hacer para dedicarme a buscarlo? Dígame, ¿lo encontraré? Dígame, ¿dónde debo posar este corazón mío, que se va enfermando de muerte y que instintivamente lo siento en una afanosa y penosa búsqueda?
Oh Dios, oh Dios, no puedo decir otra cosa: ¿por qué me has abandonado? Este espíritu, justamente golpeado por tu justicia divina, yace en una vehemente contradicción, sin ningún recurso ni conocimiento, fuera de los fugaces relámpagos, puestos para agudizar el sufrimiento y el martirio. Me siento morir, me abraso de ardor, desfallezco de hambre, oh padre; pero me parece que ahora el hambre se va reduciendo al solo deseo de uniformarme a la voluntad divina y del modo que él quiera.
(19 de junio de 1918, al P. Benedicto de San Marco in Lamis – Ep. I, p. 1033)
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