LA PRESENCIA DE DIOS EN MEDIO DE LA HISTORIA DEL HOMBRE.



A lo largo de la historia, Dios ha hablado a los hombres de muchas maneras, hoy nos ha hablado por medio de Jesucristo. Él se hace hoy presente en medio de su Iglesia, la Iglesia que él ha querido fundar. Cristo, única promesa de felicidad, se hace presente en la realidad de cada día, en cada hombre y en cada acontecimiento.

Por ello, este blog lo que pretende es reconocer a través de los hechos en la Iglesia, la presencia de Dios en medio de su Pueblo.

domingo, 9 de junio de 2019

Pensamiento

9.06.2019

PADRE PIERINO: Sin la paz todo puede suceder: la confusión, el nerviosismo, la discusión, la falta de caridad y a veces incluso se falta de sentido común.

Senza la pace tutto può capitare: la confusione, il nervosismo, il litigio, la mancanza di carità e a volte anche si manca di buon senso.


PADRE PÍO:

Me veo puesto en la extrema desolación. Estoy solo para llevar el peso de todos; y el pensamiento de no poder aportar alivio de espíritu a aquellos que Jesús me manda, el pensamiento de ver a tantas almas que vertiginosamente se quieren justificar en el mal a despecho del sumo bien, me aflige, me tortura, me martiriza, me consume poco a poco el cerebro y me deshace a pedazos el corazón.

¡Oh Dios! ¡Qué espina siento clavada en el corazón! Las dos fuerzas que en apariencia parecen totalmente contrarias, la de querer vivir para ser de utilidad a los hermanos del exilio y la de querer morir para unirme al Esposo, en estos últimos tiempos, las siento agigantarse en grado superlativo en la punta más alta del espíritu. Me despedazan el alma y me quitan la paz, aunque no la más profunda. Aunque es cierto que la paz la tocan, digámoslo así, solamente por fuera, reconozco que me es muy necesaria para poder actuar con más dulzura y con más unción.

¡Ah!, padre mío, padre mío, no me deje solo; auxílieme con la oración y con sus consejos. Le digo que me encuentro en una soledad que me quita la calma y el descanso e incluso el apetito. Si se sigue de esta manera, digo que se está a la puerta de una gran crisis, porque me doy cuenta de que también el cuerpo está sufriendo las actuaciones del espíritu; y yo temo más por aquello que por esto, no por mí, sino absoluta y exclusivamente por los demás.


(8 de octubre de 1920, al P. Benedicto de San Marco in Lamis – Ep. I, p. 1180)


10.06.2019

PADRE PIERINO: El servicio de la caridad es fuente de alegría, pero los misericordiosos serán bienaventurados.

Il servizio della carità è fonte di gioia, ma i misericordiosi saranno beati.


PADRE PÍO:

¿Cómo podré explicarle la atormentadísima pena que martiriza mi alma? Del jueves a hoy siento, más que nunca, que mi alma está llena de una extrema turbación. Siento que la mano del Señor se ha vuelto más pesada para mí, que el Señor va demostrando todo su poder al castigarme y que, como a hoja arrastrada por el viento, él me rechaza y me persigue.

¡Ay de mí!, ¡ya no puedo más! No puedo por más tiempo soportar el peso de su justicia. Me siento aplastado bajo su potente mano. Las lágrimas son el pan de cada día. Me inquieto, lo busco; pero no lo encuentro sino en el furor de su justicia.

Oh padre mío, puedo decir con toda razón con el profeta: Yo he venido a alta mar y la tormenta me ha hecho naufragar; he gritado y me he cansado en vano; mi garganta se ha quedado ronca sin obtener ningún fruto. El temor y el temblor me han invadido, y las tinieblas me han cubierto por todas partes. Me encuentro tendido en el lecho de mis dolores, lleno de inquietudes, buscando a mi Dios. Pero, ¿dónde encontrarlo? Desde el lecho de mis sufrimientos y desde mi prisión expiatoria intento inútilmente volver a la vida.


(4 de junio de 1918, al P. Benedicto de San Marco in Lamis – Ep. I, p. 1026)


 


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