LA PRESENCIA DE DIOS EN MEDIO DE LA HISTORIA DEL HOMBRE.



A lo largo de la historia, Dios ha hablado a los hombres de muchas maneras, hoy nos ha hablado por medio de Jesucristo. Él se hace hoy presente en medio de su Iglesia, la Iglesia que él ha querido fundar. Cristo, única promesa de felicidad, se hace presente en la realidad de cada día, en cada hombre y en cada acontecimiento.

Por ello, este blog lo que pretende es reconocer a través de los hechos en la Iglesia, la presencia de Dios en medio de su Pueblo.

viernes, 21 de junio de 2019

Pensamiento

22.06.2019

PADRE PIERINO: No es obediencia decir que se cree en Dios y no hacer lo que Él dice.

Non è ubbidienza dire di credere in Dio e non fare quello che Egli dice.


PADRE PÍO:

Ten paciencia todavía un poco más al soportar el estado de desolación espiritual; ten paciencia al soportar las pruebas amorosas a las que Jesús, con admirable providencia, para asemejarte a Él, te va sometiendo; y verás que el Señor un día atenderá del todo tus deseos, que son también los míos. No te impacientes si en ti la noche se va haciendo más obscura y más lúgubre; no te asustes si no ves con los ojos materiales el cielo sereno que envuelve tu alma; mira a lo alto, elevándote sobre ti misma, y verás resplandecer una luz que participa de la luz del sol eterno.

La fe viva, la confianza ciega y la completa adhesión a la autoridad constituida por Dios para ti, ésta es la luz que iluminó los pasos del pueblo de Dios en el desierto; ésta es la luz que resplandece siempre en la parte más alta de los espíritus gratos al Padre; ésta es la luz que condujo a los magos a adorar al Mesías en su nacimiento; ésta es la estrella profetizada por Balaam; ésta es la antorcha que dirige los pasos de los espíritus desolados. Y esta luz y esta estrella y esta antorcha son también las que iluminan tu alma, dirigen tus pasos para que no vaciles, fortifican tu espíritu en el amor divino; y, sin que el alma se dé cuenta, se avanza siempre hacia el destino eterno. Tú no lo ves y no lo comprendes, pero no es necesario. Tú no verás más que tinieblas, pero éstas no son las que envuelven al eterno sol. Mantente firme y cree que este sol resplandece en tu alma; y que este sol es precisamente aquel del que el profeta de Dios dijo: «Y en tu luz, yo veré la luz».


(22 de octubre de 1916, a Asunción di Tomaso – Ep. III, p. 399)


 


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