A lo largo de toda
nuestra jornada viene a nuestra mente una diversidad de pensamientos, miedos,
dudas, luchas, tentaciones y preocupaciones que pueden llegarnos por situaciones
familiares, cosas que tenemos que hacer, la misma lucha contra el pecado, una
enfermedad…
Estas nos hacen
sufrir e incluso hacen que nuestra mirada no esté en Dios sino en nosotros
mismos. Todo se pasa y tiene sentido si Jesús es el centro. Ten Paciencia! Él
está. Padre Pío nos dice al respecto:
"Reza, espera y no te preocupes. La preocupación es inútil. Dios es
misericordioso y escuchará tu oración...
El abandono en sus
manos y la oración amorosa y verdadera es lo que hará que nuestra preocupación
se convierta en confianza. El Señor está con nosotros” Reza con insistencia,
espera con confianza y no te preocupes, abandónate en los brazos de Jesús y de
María.
El dirá: “El mejor
consuelo es el que viene de la oración”.
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