LA PRESENCIA DE DIOS EN MEDIO DE LA HISTORIA DEL HOMBRE.



A lo largo de la historia, Dios ha hablado a los hombres de muchas maneras, hoy nos ha hablado por medio de Jesucristo. Él se hace hoy presente en medio de su Iglesia, la Iglesia que él ha querido fundar. Cristo, única promesa de felicidad, se hace presente en la realidad de cada día, en cada hombre y en cada acontecimiento.

Por ello, este blog lo que pretende es reconocer a través de los hechos en la Iglesia, la presencia de Dios en medio de su Pueblo.

lunes, 24 de julio de 2017

Pensamientos

20.07.2017

PADRE PIERINO: El sufrimiento, ofrecido por amor a Jesús, es la dulzura más amada por el Corazón de Jesús.

La sofferenza, offerta per amore a Gesù, è la dolcezza più amata dal Cuore di Gesù.

21.07.2017

PADRE PIERINO: Sólo Jesús, luz del mundo, puede hacer conocer la luz falsa de satanás.  Sin Jesús no puedes reconocer el maligno.

Solo Gesù, luce del mondo, può far conoscere la luce falsa di satana. Senza Gesù non puoi riconoscere il maligno.

22.07.2017

PADRE PIERINO: La vida espiritual excluye la voz de la carne pero incluye a todo el hombre, purificado por el amor de Dios.

La vita spirituale esclude la voce della carne ma include tutto l’uomo, purificato dall’amore di Dio.

PADRE PIERINO: La verdad hace libres y quien es libre elige siempre con más certeza la verdad.

La verità fa liberi e chi è libero sceglie sempre con più certezza la verità.

24.07.2017

PADRE PIERINO: Oh Jesús, es muy hermosa la fascinación de tu amor, que me envuelve tanto hasta no querer alejarme más de su calor.

O Gesù, è molto bello il fascino del tuo amore, che mi avvolge tanto da non volermi sottrarre più dal suo calore.

PADRE PÍO:

En mis oraciones y en la santa misa pido continuamente muchas gracias para su alma, y pido de modo especial el santo y divino amor. Este amor es todo para nosotros; es nuestra miel, mi querido padre, en la cual y con la cual deben ser endulzados todos nuestros afectos, acciones y sufrimientos.
¡Dios mío!, ¡mi buen padre!: ¡Cuánta felicidad en nuestro reino interior, cuando ahí reina este santo amor! ¡Qué felices son las facultades de nuestra alma, cuando obedecen a un rey tan sabio! Bajo su obediencia y en su reino, él no permite que haya pecados graves y tampoco que haya afecto alguno a los veniales.
Es cierto que él, con frecuencia, les permite que se acerquen hasta la frontera, para ejercitar en la lucha a las virtudes internas y para hacerlas más valientes. Y permite también que los espías, que son los pecados veniales y las imperfecciones, corran de un lado a otro en su reino; pero esto no es si no para darnos a conocer que, sin su ayuda, seríamos presa de nuestros enemigos.
(24 de julio de 1917, al P. Agustín de San Marco in Lamis – Ep. I, p. 917)

PADRE PÍO:

Jesús te conceda escuchar cada vez más en tu corazón, al igual que a todas las almas que lo aman con sinceridad y pureza de corazón, su invitación tres veces amorosísima: «Mi yugo es suave y mi carga ligera». Esta dulcísima invitación del divino Maestro te consuele en tu nueva prueba, o, mejor, en ese crecimiento de los favores divinos en ti. Y se puede decir muy bien que este nuevo estado tuyo es un favor singularísimo del Señor, favor que el Señor no suele otorgar sino a aquellas almas fuertes, que su misericordia las hace más gratas a él.
Alégrate, por tanto, también tú conmigo por tan insigne bondad de nuestro buen Dios. ¡Oh!, Raffaelina, qué dulce y estimulante es para un alma saberse, sin mérito propio, elevada por este dulcísimo Padre nuestro a tanta dignidad. ¡Oh!, abre tu corazón a este Padre, el más amoroso de todos los padres, y déjale obrar libremente. No seamos avaros con quien nos enriquece en demasía y cuya liberalidad no pone nunca fronteras, ni conoce metas, ni pone límites.
(4 de marzo de 1915, a Raffaelina Cerase – Ep. II, p. 368)

viernes, 21 de julio de 2017

Pensamiento

17.07.2017

PADRE PIERINO: No razones cuando te den disgustos; ofrécelos a Jesús y reza por aquellos que te los han procurado.

Non ragionare quando ti danno dispiaceri; offrili a Gesù e prega per coloro che li hanno procurati.

19.07.2017

PADRE PIERINO: La dulzura de Jesús es espiritual, sobrenatural y divina.  La transmisión de la dulzura de Jesús a nuestro espíritu ocurre mediante el amor, la paz y la alegría.

La dolcezza di Gesù è spirituale, soprannaturale e divina. La trasmissione della dolcezza di Gesù al nostro spirito avviene mediante l’amore, la pace e la gioia.

18.07.2017

PADRE PIERINO: El disgusto tenido, ofrecido al Señor, incluso si deja la amargura, viene sazonado de dulzura por el Señor.

Il dispiacere avuto, offerto al Signore, anche se lascia l’amarezza, dal Signore viene condito di dolcezza.

El Corazón del Sacerdote, que misterio!!!!!!
Me gustaría ahora poder expresar algún aspecto de lo que hace al misterio del sacerdocio católico y más en concreto, hablar sobre lo que pasa por el corazón del sacerdote.

Ciertamente que si lo que pasa por el corazón de todo hombre -como dice la Sagrada Escritura- es un abismo, mucho más es lo que pasa por el corazón del sacerdote, de tal manera que es prácticamente imposible sintetizar la cantidad de sentimientos, de emociones, de actos.

Pero creo que se podría resumir en dos puntos: lo que pasa en el corazón del sacerdote con relación al infinito, y lo que pasa en el corazón del sacerdote con relación a lo finito. O, lo que es lo mismo, lo que pasa con relación al Creador; y lo que pasa con relación a la criatura, de manera especial la criatura racional. O aun dicho más simplemente: entre Dios y el hombre. Y creo que podemos ver en esto aquello que expresa de una manera muy clara, aunque también misteriosa, el salmista: un abismo llama a otro abismo (Sl 42, 7). En nuestro caso, es el abismo del corazón del sacerdote el que llama a ese otro abismo infinito, por así decirlo, que es el corazón de Dios, y también a ese otro abismo que es el corazón de sus hermanos. Usando las palabras del salmista podríamos decir que se trata de aquello de cor ad cor loquitur, el corazón que habla al corazón.

1. El corazón del Sacerdote y Dios

Ciertamente, en el corazón del sacerdote lo más importante es Dios. Pero como Dios es infinito en toda perfección, no es adecuadamente abarcable por la inteligencia del sacerdote, o por su corazón, por su voluntad. Siempre Dios es más grande, siempre Dios está más allá, siempre Dios es inasible, como decía san Agustín, «no sería Dios quien es si fuese Dios entendido», y como decía también el pseudo Dionisio -y repiten los grandes teólogos-, acerca de que de Dios sabemos más lo que no es que lo que es.[1] De tal manera que nuestro corazón siempre está jugando, como en el corazón de los teólogos, la analogía de la fe y la analogía entre la criatura y el Creador. Lo que en el lenguaje de los místicos es la noche oscura; lo que vendría a ser en el lenguaje de S. Lewis como la realidad, como el mismo Dios; en cierto sentido, es iconoclasta, es decir, va destruyendo las imágenes que nos vamos haciendo de Él, porque Él es siempre más grande.

Por eso es que en el sacerdote -y con el correr de los años sacerdotales, cada vez más y más-, va creciendo la idea de la majestad de Dios, nadie es tan grande como Dios; la idea de la santidad de Dios, para quien ni los mismos cielos son puros (15, 15) como dice Job; la idea del poder de Dios, de manera particular eso pasa por el corazón del sacerdote en cada Misa en el momento de la transustanciación, obra de la omnipotencia divina, por la cual la sustancia del pan y del vino se convierten en el cuerpo y la sangre del Señor.

Por eso es que, como una cosa espontánea, brota del corazón del sacerdote la adoración de Dios: solamente Dios es adorable. Ninguna otra cosa es adorable en comparación con Dios. Decir adorable, es rendir a Él el amor más grande, el amor más puro, el amor más irrestricto con todas las fuerzas del alma, con todas la fuerzas de la mente, con todas las fuerzas del corazón.

Y esta adoración a Dios no es una cosa transeúnte de un momento, el momento de oración, el momento de la Misa, el momento del rezo del rosario, o del rezo de la liturgia de las horas, sino que brota muchas veces en el día, muchísimas veces, porque es algo que se deriva justamente de esa conciencia de la grandeza de Dios. Por eso junto con la adoración el sacerdote alaba a Dios, lo alaba con sus labios, pero sobre todo lo alaba con su corazón, lo alaba en esos momentos de oración a full, pero además alaba al que en todo momento debe alabar, con sus obras, con su vida, con su ejemplo. Y por ver quién es Dios, -y sólo Dios es Dios-, brota también espontáneamente la conciencia de que somos pecadores y entonces brota del corazón sacerdotal el acto de pedir perdón a Dios. De pedir perdón por los pecados propios y de pedir perdón a Dios por los pecados de todos los hombres, por los pecados de toda la humanidad. De tal manera que cuando los fieles ven al cura párroco o a su vicario en el templo rezando el breviario, está rezando por los fieles, está rezando por todo el pueblo que el obispo le ha encomendado que son todos los feligreses de la parroquia. Pero no solamente por los feligreses de la parroquia, sino que está rezando por todos los hombres de todos los países de todas partes del mundo.

2. El corazón del sacerdote y los hombres

En segundo lugar, por el corazón del sacerdote pasa todo hombre y toda mujer. Pasan los niños, con su candor, con su inocencia. Los jóvenes con su entusiasmo, su empuje. Los mayores con su responsabilidad. Los ancianos con su sabiduría. Los enfermos con su dolor. Los pobres con sus necesidades. Los pecadores con su falta de Dios. Y los santos con su plenitud de gracia. Los buenos y los malos. Los justos y los injustos. Los que necesitan y aquellos a quienes les sobran las cosas.

Todos sin distinción, sin exclusión y esto por una sola y sencilla razón: porque por todos murió Cristo (2Cor 5, 15). Y así como Cristo murió por todos, el sacerdote está dispuesto a dar su vida por todos, sin exclusiones, sin exclusivismos, incluso por aquellos que a lo mejor lo odian, porque Cristo le dio ejemplo de eso cuando colgado en la cruz dijo: Padre perdónalos porque no saben lo que hacen (Lc 23, 34). Y por eso es que el sacerdote, como dice san Pablo, ríe con el que ríe y llora con el que llora.[2] San Vicente de Paúl decía, je pain, des votres pains, «yo peno -yo sufro- con vuestras penas, con vuestro sufrimiento». Ese es el corazón de un auténtico sacerdote. Es un corazón universal que abarca y abraza a todo ser humano; y así como abarca y abraza a todo ser humano, abarca y abraza todo aquello que sea auténticamente humano: los problemas sociales, políticos, económicos -como la falta de trabajo, el desempleo, la necesidad de hacer que se defiendan sus derechos-; el avance de la ciencia, de la técnica, del arte, de la cultura; abarca y abraza todo lo que dice relación a las familias, a la patria, al mundo. De tal manera que ninguna de esas cosas auténticamente humanas le son ajenas porque así como Cristo murió por todos, Cristo murió para que con su gracia el hombre pueda solucionar todos los problemas que pueda tener.

Esto, dicho así, con mis pobres palabras, lo refuerzo con un texto magnífico de ese gran sacerdote que fue San Luis Orione, apóstol de la caridad, aquel que fue el fundador de los Cottolengos, de la mayoría de los Cottolengos que están en nuestra patria, dando acogida a aquellos que son los pobres más pobres, los pobres más necesitados.

Decía don Orione en una página admirable: «No saber ver y amar en el mundo sino las almas de nuestros hermanos, las almas de los pequeños; las almas de los pobres; las almas de los pecadores; las almas de los justos; las almas de los extraviados; almas de penitentes; almas de rebeldes a la santa Iglesia de Cristo; almas de hijos degenerados; almas de sacerdotes desgraciados y pérfidos; almas sometidas al dolor; almas blancas como palomas; almas sencillas puras y angelicales de vírgenes; almas caídas en las tinieblas de los sentidos y de la vasta bestialidad de la carne; almas orgullosas del mal; almas ávidas de poder y de oro; almas llenas de sí mismas que sólo piensan en sí; almas descarriadas que buscan camino; almas dolientes que buscan un refugio o una palabra de piedad; almas aullantes en la desesperación de la condena o almas arrobadas en el éxtasis de la verdad divina. Todas son amadas por Cristo, por todas ha muerto Cristo, a todas quiere Cristo salvar entre sus brazos y en su corazón traspasado. Nuestra vida, -continúa Don Orione-, y toda nuestra congregación debe ser un cántico y juntamente un holocausto de fraternidad universal en Cristo. Ver y sentir a Cristo en el hombre, debemos tener nosotros la música profundísima y altísima de la caridad. Para nosotros el punto central del universo es la Iglesia de Cristo y el punto del drama cristiano, el alma. Yo no siento sino una infinita, divina sinfonía de espíritus palpitantes en torno a la cruz , y la cruz destila para nosotros gota a gota, a través de los siglos, la sangre divina derramada por cada una de las almas humanas. Desde la cruz Cristo clama, tengo sed (Jn 19, 28), grito terrible de sed abrasadora que no es de la carne, sino que es el grito de sed de almas y es por esta sed de nuestras almas que Cristo muere».[3]

Por eso brota de ese gran corazón sacerdotal, de ese santo de la Iglesia Católica, Don Orione el siguiente pedido a Dios: «Ponme, oh Señor, en la boca del infierno, para que yo con tu misericordia lo cierre».[4] Esto lo aprende el sacerdote por el contacto, en cada Misa, con el Corazón eucarístico de Cristo.

Hemos de pedir siempre, de manera especial a la santísima Virgen, para que en el corazón de todos los sacerdotes, haya lugar, para Dios y para nuestros hermanos en el amor del Señor. No ha habido sobre la tierra ninguna criatura que haya amado tanto a Dios como la Virgen, y no ha habido tampoco sobre la tierra ninguna criatura que haya amado tanto a los hombres como ella.

Por eso a ella, la Madre y Reina de los sacerdotes, le pedimos la gracia de amar siempre mucho a Dios y amar siempre mucho a nuestros hermanos.

PADRE PÍO:

Lo que produce tanta desolación en tu espíritu es una gracia singularísima, que Dios concede únicamente a las almas que quiere elevar a la unión mística. Es exactamente eso, mi querida Raffaelina. El temor y el terror que semejante gracia lleva a la pobre alma, si no me equivoco, le sucede de este modo.
Semejante gracia es una luz muy simple y muy espléndida y clara, que, al penetrar en la pobre alma, encontrándola sin preparación y no apta para recibirla, le provoca exactamente lo que en ti está sucediendo en este momento. Para dar una prueba o mejor una comparación, que nada tiene nada que ver con el tema que nos ocupa, te invito a pensar en un individuo afectado por una enfermedad a los ojos. Este individuo, al mirar la luz, sufre y podría llegar a acusar al sol de enemigo de la vista. Ahora, fíjate un poco, el sol, hablando en general, todos lo prefieren a las tinieblas, todos dicen que el sol es bueno, es óptimo; sin embargo, quien está enfermo de los ojos prefiere las tinieblas a la luz, al sol, y se sentiría tentado de acusar al sol de ser su gran enemigo. […].
Puedo concluir que lo mismo sucede al alma que se ve penetrada por semejante luz; se encuentra casi enferma y absolutamente incapaz de recibir semejante luz sobrenatural, y, como consecuencia, la pobrecita, asaltada por esta luz, se asusta, se aterroriza en el alma y en sus potencias, memoria, inteligencia y voluntad; y, aunque de forma indirecta, esos sustos y temores los experimentan también los sentidos interiores del cuerpo. Pero cuando después el alma, poco a poco, se va curando de su incapacidad, comienza a sentir pronto los efectos saludables de esta nueva gracia.
(28 de febrero de 1915, a Raffaelina Cerase – Ep. II, p. 360)

lunes, 17 de julio de 2017

Pensamientos

13.07.2017

PADRE PIERINO: A menudo las pequeñas cosas dan mucha molestia a la mente y al corazón, incluso por largo tiempo; pero tu resistencia viene confortada por el Señor con la quietud del espíritu, que encuentra la paz.

Spesso le piccole cose danno molto fastidio alla mente e al cuore, anche per lungo tempo; ma la tua resistenza viene confortata dal Signore con la quiete dello spirito, che ritrova la pace.

14.07.2017

PADRE PIERINO: Tú perteneces a Cristo y por tanto tu yo debe pertenecer a Cristo.  Hacer su voluntad es la única manera de pertenecer a Él (cfr. 1Cor 3, 23)

Tu appartieni a Cristo e quindi il tuo io deve appartenere a Cristo. Far la sua volontà è l’unica maniera di appartenenza a Lui (cfr. 1Cor 3, 23).

15.07.2017

PADRE PIERINO: Es una gran alegría tener en el corazón la certeza del cumplimiento de las expectativas, que desde hace tiempo era la prueba de tu vivir cotidiano.  Es una alegría profunda que da vigor a tu espíritu.

È gioia grande avere nel cuore la certezza dell’esaudimento delle attese, che da tempo era la prova del tuo vivere quotidiano. È una gioia profonda che dà vigore al tuo spirito.

16.07.2017

PADRE PIERINO: No pongas cuidado a tu alegría, sino pon tu atención en hacer feliz a Jesús y a nunca disgustar al prójimo; vuélvete más bien, con Jesús, colaborador de alegría para todos.

Non badare tanto alla tua gioia, ma stai attento a far felice Gesù e a non dispiacere mai al prossimo; piuttosto diventa, con Gesù, collaboratore di gioia per tutti.

lunes, 3 de julio de 2017

Pensamientos

1.07.2017

 

PADRE PIERINO: La obediencia y la caridad deben inspirarse en el amor a Dios y al prójimo, más que al mandamiento de Jesús y de los Superiores.

 

L’ubbidienza e la carità devono ispirarsi all’amore a Dio e al prossimo, più che al comando di Gesù e dei Superiori.

 

2.07.2017

 

PADRE PIERINO: Los bienes dados por la caridad son fuente de beatitud.

 

I beni dati dalla carità sono fonte di beatitudine.

3.07.2017

 

PADRE PIERINO: Ciertamente el Cielo se movió en favor de la Iglesia, de la humanidad y de la creación.  Y es justo que nosotros también nos movamos alrededor del Corazón Inmaculado de María para la salvación universal.  ¡Recemos y hagamos penitencia!

 

Certamente il Cielo è stato mobilitato a favore della Chiesa, dell’umanità e del creato. Ed è cosa giusta che anche noi siamo mobilitati attorno al Cuore Immacolato di Maria per la salvezza universale. Preghiamo e facciamo penitenza!