LA PRESENCIA DE DIOS EN MEDIO DE LA HISTORIA DEL HOMBRE.



A lo largo de la historia, Dios ha hablado a los hombres de muchas maneras, hoy nos ha hablado por medio de Jesucristo. Él se hace hoy presente en medio de su Iglesia, la Iglesia que él ha querido fundar. Cristo, única promesa de felicidad, se hace presente en la realidad de cada día, en cada hombre y en cada acontecimiento.

Por ello, este blog lo que pretende es reconocer a través de los hechos en la Iglesia, la presencia de Dios en medio de su Pueblo.

martes, 31 de mayo de 2011

“Para que los sacerdotes, unidos al Corazón de Cristo, siempre sean verdaderos testigos del amor solícito y misericordioso de Dios”.

Dentro de unos días hará un año que Benedicto XVI clausuró el año sacerdotal en Roma. Ha sido un año muy duro para el Santo Padre y para todos los sacerdotes, pero tenemos que decir que ha sido un año de gracia y florecimiento para todos.

Primeramente hemos dado gracias a Dios por nuestra vocación y hemos renovado nuestro deseo, ante el Señor, de ser santos, porque a pesar de nuestra debilidad sigue llamando a hombres de este mundo para el ejercicio del ministerio sacerdotal.

Durante todo este año la Iglesia, consciente de la misión y de la necesidad del sacerdote, ha estado suplicando en la oración y en la Eucaristía por la santidad y perseverancia de todos aquellos que se están preparando en los seminarios y por aquellos que ya están ejerciendo el ministerio en el mundo como sacerdotes.

Nosotros, por nuestra parte, también hemos suplicado al Padre del Cielo que nos conceda un corazón sacerdotal como el suyo, que nos enseñe a ser verdaderos sacerdotes, que nos conceda las mismas actitudes de su corazón, para que de esta forma seamos testigos valientes de su misericordia en el mundo y nunca seamos impedimento alguno para que otras personas se acerquen a este Corazón que mana.

En las intenciones del Santo Padre para este mes de junio, mes dedicado al Sagrado Corazón, ha pedido a todos los cristianos que recen por la santidad y fidelidad de todos los sacerdotes y lo ha pedido de esta forma: “Para que los sacerdotes, unidos al Corazón de Cristo, siempre sean verdaderos testigos del amor solícito y misericordioso de Dios”.

Pidamos al dueño de la mies que envíe obreros a su mies, que envíe sacerdotes santos según su corazón para que en todos los rincones de la tierra suene la Palabra del Evangelio que corresponde con lo que el corazón humano busca y desea. 

lunes, 30 de mayo de 2011

EL PLAN DE SALVACIÓN SEGÚN LOS MORMONES.

El Plan de salvación


Dios, El Padre de nuestros espíritus creó un plan para que todos llegáramos a nuestro mayor potencial, y obtuviéramos felicidad eterna. El Plan de Salvación es una enseñanza trascendental en el Mormonismo que se le reveló a José Smith. Los mormones usan este plan para explicar el propósito de la vida. Este plan revela tres preguntas esenciales que se han intentado contestar a través de los siglos.

       §  ¿Dónde vivíamos antes de nacer?
       §  ¿Cuál es el propósito de nuestra vida?
       §  ¿Hay vida después de la muerte?

 

La Vida Premortal

¿Fuimos creados de la nada y sin propósito? Es difícil considerar que somos un resultado de la evolución, con la habilidad de pensar, razonar, sentir, progresar, y amar. Los mormones creen que fuimos creados de otra forma, y que existíamos antes de esta vida mortal. Somos creados a la imagen de Nuestro Padre, por la autoridad de Dios, para ser seres especiales, y recibir cuerpos sagrados. Fuimos creados con el propósito de ser felices, aprender, y obtener sabiduría, y para vivir por las eternidades con Dios.

La Creación

Parte del Plan de Salvación era obtener un cuerpo físico y vivir en un mundo de prueba. Se creó un hogar temporal para los hijos de Dios; este lugar es donde estamos actualmente, la tierra. La Doctrina Mormona enseña que fue Jesucristo, quien bajo la dirección de Dios el Padre, formó y organizó la tierra, dividió la luz de las tinieblas para hacer el día y la noche. Formó el sol, la luna y las estrellas; separó las aguas de la tierra firme para formar mares, ríos y lagos. Hizo que la tierra fuera hermosa y productiva; y formó el césped, los árboles, las flores y otras plantas de todo tipo, que contenían semillas de las cuales podrían crecer nuevas plantas.

Adán y Eva

Adán y Eva fueron las primeras personas en entrar al mundo que Jesucristo había creado. En la Iglesia Mormona se enseña que por medio de revelación moderna podemos saber que Adán y Eva eran hijos escogidos de nuestro Padre Celestial. Ellos fueron escogidos para la misión especial de traer el estado mortal al mundo, siendo los primeros padres de todo el género humano.

 

La Caída de Adán y Eva

Los Santos de los Últimos Días (Los mormones) creen que debido a que Adán y Eva comieron del fruto del árbol de la ciencia del bien y del mal, el Señor los sacó del Jardín de Edén al mundo como se conoce ahora. Sus cuerpos también cambiaron. En el Jardín eran inmortales y vivían sin dolor, y en inocencia completa. Pero al participar del fruto sus cuerpos cambiaron a un estado mortal.

 

La Vida Mortal (La Vida Terrenal)

La Vida Mortal o la Mortalidad es el tiempo que tenemos en la tierra, desde que nacemos hasta que partimos por medio de la muerte física. Los mormones enseñan que esta vida no solo es nacer y morir pero tiene un propósito eterno y es parte del Plan de Salvación. Este plan fue creado antes de la fundación del mundo y todos los hijos de Dios lo escucharon.

La Muerte

La Muerte significa una separación. Hay dos clases de muerte: una es la muerte espiritual, y es la separación espiritual de la presencia de Dios a causa del pecado, y la segunda es la muerte física. Ésta última sucede cuando el espíritu se separa del cuerpo mortal, el cuerpo muere pero el espíritu sigue viviendo. Por medio de Jesucristo todos podremos vencer la muerte física, y vencer la muerte espiritual por medio de la obediencia a los mandamientos.

EL Mundo de los Espiritus

Muchas personas se preguntan si hay vida después de la muerte. Quieren saber donde están sus familiares que han fallecido, lo que están haciendo, y lo que les espera a ellos mismos. Los mormones enseñan que el plan de salvación fue preparado antes de la fundación del mundo. Parte de este plan era de venir a la tierra, obtener un cuerpo de carne y huesos, el cual es mortal y puede morir en cualquier momento. Al morir el cuerpo y el espíritu se separan, el cuerpo es enterrado, y el espíritu va a un lugar llamado el Mundo de los Espíritus.

La Resurrección

Tarde o temprano todos vamos a morir. Nuestro cuerpo y espíritu se separarán por un corto tiempo. La reunión de estos dos se llama la resurrección. En las escrituras se explica, “Mas ahora Cristo ha resucitado de los muertos; primicias de los que durmieron es hecho" (1 Corintios 15:20.)

 

El Milenio

Entre las enseñanzas de la Doctrina Mormona se encuentra el reinado de Cristo sobre esta tierra, a lo que llaman El Milenio. Este tiempo será de mil años donde el Señor mismo gobernará y será un reinado de paz, amor y gozo, donde se revelará toda verdad; no habrá guerras ni enfermedades y el hombre vivirá en amistad con todo el reino animal. Este período de tiempo iniciará con la Segunda Venida del Salvador, éstos serán los últimos mil años de la existencia temporal de la tierra.

 

El Juicio Final

A menudo en las escrituras se habla del juicio final, cuando compareceremos ante Dios y seremos juzgados por nuestros hechos durante nuestra vida mortal. Este juicio es parte del plan de salvación que nuestro Padre Celestial creó para la felicidad eterna de sus hijos. La Biblia enseña en el libro de Apocalipsis 20:12 lo siguiente: Y vi a los muertos, grandes y pequeños, de pie ante Dios; y los libros fueron abiertos, y otro libro fue abierto, el cual es el libro de la vida; y fueron juzgados los muertos por las cosas que estaban escritas en los libros, según sus obras. (otras referencias incluyen: Doctrina y Convenios 76:111, 1 Nefi 15:32, Abraham 3:25-28).

 

Los Tres reinos de gloria

La enseñanza de la morada final del hombre es una de las enseñanzas que marca la diferencia entre los mormones y las demás iglesias. Hay dos cosas que la Expiación de Jesucristo hizo para el género humano. El privilegio de resucitar se les da a todos los hijos de Dios sin excepción alguna. La segunda es la oportunidad de vencer al mundo y su inmundicia, El Juicio Final decidirá a que grado obedecimos y nuestra recompensa. Hay 4 lugares que vamos a poder heredar para toda la eternidad según nuestras obras.

http://www.losmormones.org

viernes, 27 de mayo de 2011

Íntima confidente del Hijo, ruega por nosotros

Cuántos atardeceres de intimidad, cargados de contemplación de Dios, pudieron vivir María y José junto a su Hijo. Cuántos gestos, palabras, miradas de Cristo, latiendo escondidamente entre los muros de aquella casa de Nazaret. Fueron el tesoro que María custodió para siempre en el secreto del corazón. Tardes y ratos de familia, en que el Señor abriría su corazón, explayando sus deseos más íntimos en aquellos dos corazones enamorados de la voluntad de Dios.

Nadie como María recibió las confidencias de aquel Hijo, que escondía en su corazón de hombre los secretos del seno del Padre. Corazón materno, acostumbrado a cobijar, acoger y perdonar, en quien puedo encontrar descanso para el alma. Mucho del corazón de María había en aquel Hijo, en quien estaban custodiados todos los secretos del seno del Padre. Si quieres ir asemejándote a Cristo, has de hablar mucho con la Madre y dejar que Ella te enseñe a parecerte más a Él. Ninguna otra criatura tuvo el privilegio de educar y modelar el alma humana de Cristo. Deja que, en tu oración, María te hable de esas íntimas confidencias del Hijo que sólo Ella conoce. Y deja también allí, en su regazo, esas otras confidencias y secretos de tu alma, que sólo a una Madre así puedes confiar. Nada hay que pueda igualarse al conocimiento de esa intimidad secreta y escondida de Dios, que sólo se saborea en el silencio de la contemplación. Pídele a esta Madre que te enseñe a contemplar y rumiar, en el silencio del alma, esos secretos divinos que sólo conocen los sencillos. Desahoga en el corazón de Cristo todas esas confidencias de enamorado que llevas en tu alma y verás que también el Señor te confía y entrega los secretos del Padre. 
 Mater Dei
Archidiócesis de Madrid

jueves, 26 de mayo de 2011

Catequesis de la oración: 3. La oración del Patriarca Abraham

Fuente: http://elblogdemrpotato.blogspot.com/

Tercera catequesis de Benedicto XVI sobre el tema de la oración. En esta ocasión afronta cómo era la oración Abraham. Maravillosa, como siempre. Espero que os guste.


miércoles, 25 de mayo de 2011

La verdadera historia de los Mormones: Libros de la Escritura.

Dios tiene un método por el cual se comunica con sus hijos. Dios escoge a un profeta y habla con él, y le da mandamientos para dirigir a Su pueblo. Estos profetas escriben sus palabras y es lo que se considera como escritura. La Biblia es un buen ejemplo de esto, está compuesta de muchos libros escritos por profetas a través de miles de años y han sido unidos para tenerlos juntos.

Hay varios libros que Los mormones usan como escritura. La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días usa principalmente 4 libros de escritura. A estos libros se les llama los “Libros Canónicos” de la Iglesia. La Biblia es uno de estos libros. La edición preferida de la Iglesia es la de Reina Valera.  Esta edición es usa comúnmente en todas las iglesias Cristianas. Además de la Biblia Los mormones usan otros libros de escritura que son únicos a la Iglesia Mormona.

 

1. El Libro de Mormón


El Libro de Mormón es un libro de escritura escrito por profetas antiguos del continente Americano. Este libro comienza en el año 600 antes de Cristo, y cubre hasta 421 años después de la muerte de Cristo. El evento más significativo de este libro es la visita de Jesucristo al continente Americano poco después de su resurrección. 

 

2. Doctrina y Convenios


Este libro contiene revelación moderna, las revelaciones que fueron dadas a José Smith para restaurar y dirigir la Iglesia. El libro contiene revelaciones claves del Plan de Salvación, de nuestra vida premortal, de nuestro propósito aquí, de la vida después de la muerte, y la morada de Dios. 

3. La Perla de Gran Precio


La Perla de Gran Precio es un libro compuesto de varias partes. Contiene el Libro de Abraham que fue traducido de papiros Egipcios por José Smith. El Libro de Moisés también es parte de este libro. El Libro de Moisés fue revelado a José Smith y contiene escritura adicional que no se encuentra en la Biblia. Al final de La Perla de Gran Precio estan los Artículos de Fe. Estos Artículos son trece puntos que José Smith presentó cuando se le preguntó cuales eran las creencias básicas de la Iglesia.

  

4. La Biblia en el Mormonismo


La Biblia es uno de los “Libros Canónicos” de la iglesia. Como libro canónico, es escritura, y su contenido está ligado a la doctrina de la Iglesia.En la Iglesia, la Biblia comúnmente usada en el habla Hispana es la edición de Reina Valera. El octavo Artículo de Fe declara, “Nosotros creemos que La Biblia es la palabra de Dios hasta donde esté traducida correctamente.” Los críticos de la Iglesia acusan a los miembros de usar este Artículo de Fe como pretexto para librarse de cualquier acusación doctrinal; la realidad es que la Iglesia reconoce las diferentes interpretaciones que pueden resultar por las diferentes ediciones de La Biblia.


http://www.losmormones.org

lunes, 23 de mayo de 2011

Oración por la Iglesia que peregrina en China

Queridos amigos de Si, en la Iglesia:

El Santo Padre el Papa Benedicto XVI ha hecho un llamamiento a todos los cristianos, nos ha convocado hoy día 24 de mayo para que recemos a la Virgen María, auxilio de los cristianos, por la Iglesia que peregrina en China. 

El papa nos ha recordado que  "Los chinos católicos, como han dicho muchas veces, quieren la unidad con la Iglesia universal, con el Pastor supremo, con el Sucesor de Pedro. Con la oración podemos obtener que la Iglesia en China siga siendo una, santa y católica, fiel y firme en la doctrina y en la disciplina eclesiástica".

Cuando un miembro de la Iglesia sufre, todos sufrimos porque estamos unidos en la comunión de los Santos. Nuestros hermanos en China necesitan nuestra oración para que vuelvan a la casa del padre, a la comunión con el Pastor Supremo. Esta comunión no es un vago afecto sino una realidad que tenemos que vivir todos los miembros de la Iglesia. Recemos a la Virgen María que escuche nuestras suplicas por estos hermanos nuestros. Quedamos convocados por el papa a rezar todos los días por la Iglesia en China pero de una manera especial en el día de hoy. Con nuestra oración, dice el Papa, que podemos ayudarles a encontrar el camino para mantener viva la fe, fuerte la esperanza y ardiente la caridad con todos.

El pan de Emaús.


En el relato de Emaús sorprende la cercanía de Cristo. Su humanidad, aunque gloriosa, no ha dejado de ser humana. Mientras aquellos dos discípulos huían de Jerusalén temerosos, desconfiados y desilusionados por el aparente fracaso de la cruz, Jesús se les hace el encontradizo. Y mientras les iba explicando todo lo que en las Escrituras se refería a Él, fue abriéndoles el corazón para que, desde el amor, pudieran entender la palabra suprema que iba a ser el gesto sencillo de partir el pan. Sólo en ese momento le reconocieron, pero Cristo desapareció, dejando tras de sí la huella de su presencia: el fuego de amor en el corazón y el pan partido sobre la mesa. Qué bello suspender el relato en este momento en que cesa la presencia física y gloriosa de Cristo y queda sólo ante los ojos del corazón asombrado aquel pan partido sobre la mesa. Era el signo de una certeza: que Cristo había caminado con ellos, que les había explicado las Escrituras, que habían oído en las palabras de la bendición del pan aquella voz del Maestro que les resultaba tan familiar, e incluso que lo habían reconocido allí, junto a ellos, tan real y cercano como siempre lo habían sentido antes de morir en la cruz. Cuánto tiempo estarían los discípulos contemplando el pan partido en la mesa y adorando, desde el amor encendido, esa dulce presencia, tan humana, del Cristo caminante, que acababan de gustar. Ante el pan partido, brotaría espontánea una silenciosa confesión de fe y de amor: “¡Es el Señor!”, la misma que brotó del corazón sorprendido de Juan en la orilla del lago de Tiberíades. La misma que debe brotar en ti y en mí cada vez que te acerques a comer de ese Cristo partido que, cada día, se te hace pan sobre la mesa del altar.

Mater Dei

sábado, 21 de mayo de 2011

"Se han llevado a mi Señor" (Jn 20,13)



Nada impide leer en clave eucarística la experiencia de María Magdalena a la puerta del sepulcro, en la mañana de resurrección. Tanto los ángeles como el propio Jesús, a su vista, exclaman: “¡Mujer!...”. Una exclamación que recuerda aquel primer asombro de Adán cuando, a la vista de la mujer Eva, exclamó: “¡Carne de mi carne, hueso de mis huesos!”. Pero, María ni siquiera se percató de aquel saludo. Estaba cegada por el emotivismo propio de un amor que era todavía demasiado humano para poder entender y contemplar con serenidad la ausencia del Maestro. Su deseo de Cristo era tan grande, tan humano, tan apasionado, que le impedía verle allí mismo, ante sus ojos.

Impresiona contemplar a esta gran mujer, profundamente eucarística, estremecida toda ella por el profundo deseo de abrazar y tener entre sus brazos el cuerpo muerto de Cristo. Buscaba algo que el amor había hecho íntimamente suyo mientras aquella ausencia se hundía dolorosamente en el alma. Una situación interior que puede comprenderse en profundidad sólo desde la rica filigrana de sensibilidad, afectividad y capacidad de acogida con que Dios adornó el corazón de la mujer. Pero, María Magdalena se aferraba tanto a la presencia –o más bien ausencia– del cuerpo que no vio allí a los ángeles ni percibió la presencia divina del Señor resucitado. ¡Cuánto tiempo hubiera estado esta mujer allí, llorando junto al sepulcro, si Cristo no se hubiera hecho presente! Y, sin embargo, en aquella mujer ve Cristo la respuesta de un amor tan entregado que el Señor se le hace presente para colmar aquel profundo deseo con la dulzura de su presencia. Y la acoge así como es, con esa feminidad desbordada por el corazón y el afecto, que convertía el deseo de Cristo en la entrega del permanecer allí, esperando, junto al sepulcro. Y, al final, el Resucitado se deja abrazar, haciéndose así su amor divino tan humano como el de María, amoldándose a su modo de ser y de amar. Y en ese amor, María queda confirmada en la fe y en la misión: “Anda, ve a mis hermanos y díles…”. 





Mater Dei

viernes, 20 de mayo de 2011

FECHA HISTÓRICA DEL NACIMIENTO DE CRISTO

A lo largo de toda nuestra vida nos hemos preguntado acerca del día de nacimiento de Cristo, de por qué se celebra la navidad el 25 de diciembre o incluso como podemos saber que Cristo murió entre los meses de marzo y abril, un niño llegó incluso a preguntarme que por qué se cambiaba tanto la fecha de la muerte de Jesús, unos años en marzo otros en abril… ¿Cuándo murió Cristo verdaderamente?

A través de estos artículos intentaré dar explicación a varias preguntas que se me han ido formulando a lo largo de todos estos años de ministerio. Vamos a empezar a tratar el comienzo de la vida de Cristo, el nacimiento.

Para poder entender posteriormente la fecha de la muerte de Cristo es necesario saber primero cuando nació Cristo y el por qué no coincide el año del calendario cristiano con el del nacimiento de Jesús.

Cristo nació con toda probabilidad, el año 5 ó 6 antes de cuando en el calendario cristiano consideramos (el año 0) el nacimiento de Cristo. Al nacer Jesús, el tiempo se contaba de otra manera. Mas tarde cuando su figura se había convertido en una referencia universal surgió la idea de contar el tiempo en relación con su nacimiento. Hubo que hacer cambios para pasar al nuevo sistema de cuenta y se cometieron algunos errores. Antes se contaban los años a partir de la fundación de Roma.

Fue en el s. VI cuando Dionisio el Exiguo, hizo los cálculos. Para ello tomó como punto de referencia la muerte de Herodes que la situaba en el año 754 de la fundación de Roma. Supuso que en ese mismo año había tenido lugar el nacimiento de Cristo y comenzó a contar la nueva era cristiana a partir del año 755 (año 1). Pero se equivocó en la fecha de la muerte de Herodes pues según el historiador Flavio Josefo (al que todos los estudiosos de hoy dan crédito), Herodes murió en el año 750: por tanto, tenemos que adelantar el nacimiento de Jesús como mínimo en 5 años. Ahora bien el Evangelio no dice que Jesús naciera en el año de la muerte de Herodes sino en tiempos del rey Herodes.  No sabemos con exactitud cuantos años antes de su muerte. Si sabemos que en el momento de la matanza de los inocentes debía tener Jesús como unos dos años, pues Herodes quería matar a los que tuvieran menos de esa edad.  Después el Evangelio narra la huida a Egipto y la vuelta cuando Herodes ha fallecido, esto es el año 750. El problema es determinar cuanto tiempo pasó Jesús en Egipto. Si suponemos que regresó siendo un niño pequeño de 4 ó 5 años, entonces pasó solo dos o tres años en Egipto. Por tanto Jesús debió nacer 4 ó 5 años antes de la muerte de Herodes, lo que nos sitúa en el 745 ó  746 de la fundación de Roma. La diferencia con el calendario de Dionisio el Exiguo es de 9 ó 10 años.  

También tenemos que entender cuando comenzó su actividad pública Jesús de Nazaret.

Dos tradiciones evangélicas distintas ofrenden distintos datos que nos permiten situar con bastante seguridad el comienzo de la vida pública de Jesús entre el año 27 y 28 de la era cristiana.

San Lucas habla de la aparición de Cristo en el año decimoquinto de Tiberio, cuando Poncio Pilato gobernaba Judea y cuando Herodes era tetrarca de Galilea. Este año sería el 26 ó 29 de la era cristiana para el comienzo de la vida pública de Jesús. 

San Juan coloca el comienzo cuarenta y seis años después del comienzo de la reedificación del templo: “En cuarenta y seis años se ha edificado este santuario ¿y tu lo levantarás en tres días?. Sabiendo que las obras del templo habían sido comenzadas por Herodes en el año 20/19 de la era cristiana, a partir de esta observación podemos deducir que Jesús hace su aparición pública el año 27/28 del calendario cristiano ó de la era actual. Esta es bastante exacta. Si Jesús nació el año 6 antes de la era cristiana y comenzó su vida pública el año 27, tenía para esta ultima fecha 32 ó 33 años.

Los datos que tenemos son muy pocos para determinar con todo rigor la fecha exacta del nacimiento de Cristo, del comienzo de su vida pública y de su muerte.

jueves, 19 de mayo de 2011

Que en la oración cotidiana esté presente la salvación de la humanidad.


Queridos amigos: En esta última audiencia el Papa Benedicto XVI, hablando acerca de la oración, nos invitó a todos los cristianos ha rezar con fuerza por la humanidad en la que vivimos. Esta es la mayor obra de caridad, pedir por la salvación de la humanidad. Nosotros los cristianos estamos llamados a consagrar, cada uno desde nuestro propio estado de vida, las realidades terrenas en las que nos movemos y existimos. Es decir, tenemos que llevar a Dios a los hombres a través de nuestra palabra, presencia y ejemplo. Estamos llamados a ofrecer nuestra vida en oblación por la salvación de todos los hombres, esto lo podemos hacer cada día a través de la oración personal, donde uno entra en esa intimidad fuerte con el Señor, donde hay un "tu" a "Tu" con el único que tiene las respuestas a los interrogantes de tu corazón. Es ahí, en la oración, donde uno puede entregar su vida en reparación por todos los pecados de la humanidad. Ojalá hagamos una entrega generosa y decidida al Señor, que nos fiemos de él para que él sea quien lleve las riendas de nuestra vida. 

Para animarnos, como os decía anteriormente, el Papa terminó la audiencia pidiendo que "la oración de Abraham, nuestro padre en la fe, nos enseñe a abrir cada vez más nuestros corazones a la misericordia sobreabundante de Dios, para que en la oración cotidiana sepamos desear la salvación de la humanidad y  pedirla con perseverancia y con confianza al Señor, que es grande en el amor".

miércoles, 18 de mayo de 2011

Catequesis de la oración: 2. Oración y sentido religioso

Fuente: http://elblogdemrpotato.blogspot.com/
¡Hola querido lector!

Te dejo debajo la segunda de las catequesis sobre la oración que el Papa Benedicto XVI ha comenzado recientemente. Continúa desarrollando el tema del hombre como alguien capaz de hablar con Dios, que comenzó la semana pasada.

Espero que te guste.

lunes, 16 de mayo de 2011

I ENCUENTRO IBEROAMERICANO DE BLOGUEROS.

El padre Juan del blog "blogueros con el papa" nos comunica esta gran noticia: ¡¡Quedamos todos invitados a este primer encuentro de blogueros en Madrid! 

Este gran encuentro será el miércoles día 17 de agosto, dentro de la semana de la Jornada Mundial de la Juventud. Será en Madrid y estará organizado por una empresa especializada en este tipo de eventos. Este será el primero de muchos encuentros iberoamericanos más. 

Ojalá podamos participar de este gran encuentro, que podamos compartir nuestras experiencias blogueras ayudandonos los unos a los otros a que el Evangelio de Jesucristo sea anunciado hasta los confines del mundo a través de los medios de comunicación que suelen llegar siempre muy lejos. 


domingo, 15 de mayo de 2011

“Es que el Señor ya sabe que, si conviene, me la tiene que dar. Yo sólo le pido que me aumente la fe”. (Rebeca Rocamora)


Hace unos años, gracias a un sacerdote de la diócesis de Alicante conocí la persona de Rebeca Rocamora. Esta joven es un ejemplo de santidad para todos los jóvenes de nuestro tiempo. Nos muestra que hoy es posible ser santos. Para ello tenemos que vivir siempre muy unidos al Señor, teniendo a Jesucristo como centro de nuestro corazón. Mirando en Internet pude encontrar esta breve biografía de su persona. Podéis encontrar más en www.rebecarocamora.es

Rebeca Rocamora Nadal nace el 7 de septiembre de 1975 en Granja de Rocamora, un pequeño municipio situado en la comarca del Bajo Segura, al sur de la provincia de Alicante.

Es la segunda de cuatro hermanas. Su nacimiento es motivo de enorme felicidad para sus padres, Óscar y Mª Rosi, que habían perdido un niño a los seis meses de gestación. Aunque peligraba un nuevo embarazo, Rebeca llega tan sana y fuerte, que la comadrona que asiste en el parto comenta: “Es un ángel rubio con ojos de cielo”.

Es bautizada a las dos semanas de nacer, el 21 de septiembre, en su Parroquia de San Pedro Apóstol. Recibe el nombre de Rebeca, que significa: la que une y que encajará perfectamente con su personalidad. Se le añade el de María para ponerla desde el primer momento al amparo de su mirada maternal.

Rebeca crece en un entorno de fe cristiana, modesto, acogedor y alegre. Su padre trabaja como encargado en un taller de aparado de calzado y su madre en una tienda de labores. De ellos irá aprendiendo poco a poco a amar a Dios y crecer como persona. Estas enseñanzas van calando hondo en su receptivo corazón y se transparentan en sus acciones. Es una niña cien por cien normal, dócil a la gracia, a la que irá respondiendo según su edad.

Tiene un carácter afable y generoso. Físicamente muy guapa: de cabello rubio, grandes ojos azules, con una mirada limpia y una sonrisa que a todos atrae. Es cariñosa, familiar, ama la naturaleza y la grandeza de las pequeñas cosas.

Cursa los estudios de EGB en el Colegio Público San Pedro Apóstol de su pueblo natal. Le gusta aprender, es buena alumna y compañera. Disfruta jugando con sus hermanas y amigos. Casi siempre acaba siendo el alma de travesuras y fiestas por su ingenio y espontaneidad. Dicen sus padres que “tenía un temperamento vivo que compaginaba perfectamente con su dulzura”. Rebeca se va abriendo a la vida como una niña feliz.


El 3 de junio de 1984 hace la Primera Comunión a los ocho años de edad. Rebeca prepara su corazón poniendo a Dios en el primer lugar… En esa época sus padres están pasando apuros económicos, no hay para gastos extraordinarios y su madre le comenta: “Hija, ¿quieres que la mamá te haga a punto el vestido de Primera Comunión y el papá te confeccione los zapatos?”. Y ella, con toda naturalidad, responde: “¡Claro que sí mamá, lo importante es el Señor!”.

Viendo la alegría que refleja al recibir a Jesús por primera vez, el párroco le manifiesta: “Rebeca, no pierdas nunca esa sonrisa”, y así lo cumplirá hasta en los momentos más difíciles. Muy pronto comienza a vivir abrazada a la cruz de la enfermedad. Ella misma escribe en su catecismo, con inocencia y determinación: “Acepta con agrado la llamada del Señor sin temor a lo que te pueda pedir” y esta promesa a Jesús: “Ser fiel a sus mandamientos y cumplirlos, dando así testimonio de fe y amor”.

En marzo de 1985, visitando un santuario mariano, aparecen los primeros síntomas de una diabetes insípida e idiopática, sufre fuertes dolores de cabeza y una parálisis ocular. Tras meses de reconocimientos médicos y dolorosas pruebas, le descubren un tumor en la hipófisis. El 9 de Mayo de 1986 es ingresada de urgencia en la clínica madrileña Puerta de Hierro, donde permanecerá tres largos meses.

Rebeca se enfrenta a una dura enfermedad, cuánto más para una niña de diez años, sin dar la espalda a Dios. Él va poniendo las mediaciones oportunas… Una de las más importantes, que marcará su interior para siempre, será conocer al Padre Lope Nuño Gallas, ejemplar sacerdote que le ayudará a aumentar su amor a la Virgen y el abandono filial.

No hay lugar para el aislamiento o la tristeza… Durante su estancia en el hospital, Rebeca es muy activa, derrocha amor a cada paso… A pesar de padecer las consecuencias de un tratamiento agotador, no piensa en sí misma y después de cada sesión, aún le quedan fuerzas para visitar a sus compañeros, enfermos como ella, y animarlos. La quieren tener a su lado… Deja en ellos, sus familiares y el personal sanitario, alegría, consuelo y esperanza. Vive pendiente de los suyos, a los que siempre saca una sonrisa, intentando hacerles olvidar las preocupaciones.

A finales de verano, los médicos temen que el tumor no desaparezca totalmente con la radioterapia, sin embargo, Rebeca sana por mediación de María, a la que se había acogido confiadamente. Cesa también la parálisis ocular, irreversible para muchos, atribuida a la intercesión de Santa Gema Galgani. Estos sucesos hacen de ella una muchacha agradecida, naciendo el deseo de darse a los demás como catequista de los más pequeños.

El tratamiento utilizado hará su salud algo frágil, debiendo viajar semestralmente a Madrid para ser revisada por los médicos. A su vuelta a casa manifiesta una gran fuerza interior adaptándose a su vida habitual, prosiguiendo sus estudios sin demostrar a nadie su nueva situación, aun a costa de muchas renuncias y sacrificios, incluso de sufrir la incomprensión de algunas personas… Su actitud ante la vida no cambia: acepta el dolor transformándolo en un . La enfermedad la acerca más a Dios y a los que están a su lado. Nada le hace perder la sonrisa.

El 2 de Junio de 1990, en la vigilia de Pentecostés, recibe la Confirmación. Este sacramento le hace comprometerse en su vida como creyente dando una respuesta personal. Sabe que a veces tiene que ir contracorriente, pero Rebeca vive su fe de forma natural, colaborando en la parroquia con sencillez y dinamismo.

Es elegida responsable de un grupo de jóvenes en el Neocatecumenado Parroquial, y por fin puede realizar su sueño: en octubre comienza a dar catequesis de Precomunión, cultivando en los niños la semilla de la fe, el amor a Dios y a los hermanos. Con entrega y disposición de servicio, con paciencia y entusiasmo por vivir lo que enseña… Es su particular misión en la Iglesia. Una labor apasionante de apostolado que, aunque la salud a veces no le acompañará, realiza hasta su muerte.

Rebeca continúa su vida como una chica a la que le gusta el deporte, las manualidades, los libros y el cine de aventuras, la música, bailar… Lo normal a su edad. A pesar de los obstáculos que se le presentan, concluye los estudios como Técnico Auxiliar Administrativo. Pone todo lo mejor de sí misma en los detalles cotidianos con sus familiares y amigos, siempre con un toque de humor. Para ella, la felicidad consistirá en hacer felices a los demás.

Dicen quienes la conocieron que “Rebeca te hacía sentir como la persona más importante del mundo”. Ama de una forma personal y, sin proponérselo, la transparencia de su mirada disipa las nubes que a veces se ciernen sobre los demás, como fiel reflejo de su vida interior.
Cuando está inmersa en lo más hermoso de la juventud, llega de nuevo una inesperada enfermedad… A principios de 1995 se le presenta un progresivo malestar. Las revisiones en Madrid y la visita a varios especialistas no dan con el diagnóstico. Todo lo que le recomiendan lo cumple fielmente, pero sigue sin encontrarse bien. En febrero de 1996 padece una parálisis facial y el 4 de marzo vuelve a ser ingresada en la clínica Puerta de Hierro, sufriendo una hemiplejia. Le diagnostican entonces un glioma de alto grado que le asegura pocos días de vida; aunque más tarde se descubre que el daño es por un medicamento que tomaba desde su primera enfermedad, salido defectuoso de laboratorio.

Regresa a casa desahuciada en lo humano, pero Rebeca no tiene quejas ni preguntas, sabe que Dios le ama. Es el momento en que brota una luminosa transformación interior que se intensifica día a día… Pide a su párroco ser bendecida por la reliquia del Lignum Crucis que se venera en su pueblo y éste permite que permanezca junto a ella toda su enfermedad. “La fe en la Santa Cruz es mi fuerza”, afirmará Rebeca. La cruz la une cada vez más a Dios, al deseo de aceptar Su Voluntad. La hace crecer a pasos de gigante y madurar en la fe, hasta el punto de contestar, cuando le dicen que pida la salud: “Es que el Señor ya sabe que, si conviene, me la tiene que dar. Yo sólo le pido que me aumente la fe”.

A diario se celebra la Eucaristía en su habitación, se convierte en iglesia viva donde emplaza a que la acompañen para alabar y dar gracias al Señor. Frente a su cama se coloca una imagen del Sagrado Corazón de Jesús que visita a los enfermos, con quien tiene una profunda comunicación espiritual. Y realiza su última visita al Santuario de Lourdes para que la Virgen le ayude a seguir adelante en los momentos más duros. En uno de ellos le dice su madre: “Hija, ¡cuánto vas a sufrir!”, pero ella contesta: “No, mamá, esto no es sufrir. Sufrir, sufrió el Señor”.

No quiere que nadie sufra a su alrededor, su delicadeza es cada vez más fina, incluso se acuerda del pobre que pedía limosna cerca de su casa durante las fiestas del pueblo, pidiendo que lo atiendan por ella. Y en una leve mejoría, su único deseo es seguir dando catequesis… Con sus padres y hermanas vive un auténtico cenáculo, les dice: “No pasa nada, todo se andará”. Desde su cama está pendiente de familiares, amigos y cuantos la visitan, siendo ella misma quien les da paz y una palabra de aliento, ofreciendo su enfermedad por todos. Se sienten envueltos en una atmósfera de cielo, atraídos por su testimonio de fe, esperanza y amor. Rebeca se convierte para ellos en señal de la presencia de Dios con una alegría contagiosa, una serenidad impresionante y una fortaleza poco común.

El corazón de Rebeca amplía horizontes hasta límites insospechados, comprendiendo poco a poco el designio de Dios sobre su vida… Recibe la visita del Obispo Emérito de la diócesis, Mons. Pablo Barrachina y Estevan, a quien confía: Me voy al Cielo y poco a poco me llevaré a los que quiero… A medida que Dios les llame, yo estaré allí junto a Él para interceder por ellos”. Finalmente, a las nueve de la noche del 26 de mayo de 1996, domingo de Pentecostés, muere Rebeca a los veinte años de edad dibujando en su rostro una serena sonrisa mientras su familia reza el rosario junto a ella.

Tras su muerte acude a verla una continua peregrinación de gente de todas las edades, llegada espontáneamente de distintos lugares: jóvenes, adultos, enfermos, sacerdotes, muchos niños, incluso se da alguna conversión y otros sienten la llamada a seguir al Señor… Quieren besarla, tocarla, pedirle… Su funeral es también multitudinario, concelebrado por cuatro presbíteros que ofician la misa de gloria, cantada por un grupo de seminaristas del Seminario Diocesano. Es una celebración distinta, festiva… Un canto a la vida, a la obra de Dios realizada en Rebeca, que el párroco resalta bellamente en la homilía.

Desde ese día son muchas las personas que visitan su sepultura dejando flores, notas de petición o agradecimiento, y que asisten cada año a la misa por el aniversario de su muerte; así como quienes han pedido la introducción de su causa o atribuyen a su intercesión algunos favores obtenidos de Dios.

Con su vivencia sencilla y escondida, Rebeca deja una radiante estela de virtud y fama de santidad que está trascendiendo con fuerza, suscitando una respuesta a vivir la lógica del Evangelio, especialmente en los jóvenes. Para muchos, su estela es la de una verdadera cristiana… Como una antorcha, un punto de referencia o un estímulo para desear alcanzar la santidad, sólo hay que leer algunos testimonios…


Más que nunca, los hombres y mujeres de hoy necesitamos testigos, ejemplos cercanos y actuales que nos ayuden a vivir con entusiasmo nuestra fe en los ambientes donde nos movemos. Seguramente, lo que atrae de Rebeca es, por un lado, que su vida es común a la de cada uno de nosotros, encontrando en ella una amiga… Y por otro, que su secreto consistió en vivir la vida ordinaria de una manera sobrenatural, poniendo amor en todo lo que se hace, sea grande o pequeño. Esta es la invitación que Rebeca nos ofrece para descubrir la verdadera alegría.

La apertura de su Proceso de Canonización se celebró el 14 de marzo de 2009, presidida por el Obispo de la Diócesis de Orihuela-Alicante, Mons. Rafael Palmero Ramos, acompañado por familiares y amigos de Rebeca, varios sacerdotes y centenares de personas. Actualmente está a punto de concluir su fase diocesana.