LA PRESENCIA DE DIOS EN MEDIO DE LA HISTORIA DEL HOMBRE.



A lo largo de la historia, Dios ha hablado a los hombres de muchas maneras, hoy nos ha hablado por medio de Jesucristo. Él se hace hoy presente en medio de su Iglesia, la Iglesia que él ha querido fundar. Cristo, única promesa de felicidad, se hace presente en la realidad de cada día, en cada hombre y en cada acontecimiento.

Por ello, este blog lo que pretende es reconocer a través de los hechos en la Iglesia, la presencia de Dios en medio de su Pueblo.

miércoles, 7 de noviembre de 2012

Se nos va la fuerza por la boca

Toda la riqueza interior que acumulas con esfuerzo en tu tiempo de oración, en tus eucaristías, en tu trato con Dios, se te puede evaporar con rapidez cuando no gobiernas y dominas esa necesaria aliada que es nuestra lengua. Es difícil no hablar con ligereza y superficialidad, saber ponderar comentarios o evitar críticas apresuradas y valoraciones innecesarias cuando el corazón no está lleno de silencio interior. Si llevas dentro mucho ruido de afectos desordenados, de pensamientos vanidosos, de prisas y activismos, de dudas y tentaciones, de falta de paz, de excesivas preocupaciones, de rencores, tu hablar será igualmente ruidoso y desordenado. Y ese ruido del alma, ese hablar alocado, te llevarán a decir que Dios no te habla, que no le ves, que está lejos de ti, que no te escucha. Una forma de hacer silencio interior es cuidar y ponderar lo que hablamos y decimos, sobre todo cuando la falta de serenidad de ánimo, la ira o el excesivo entusiasmo nos hacen decir cosas de las que –la mayoría de las veces– terminamos por arrepentirnos. Aprende a ser discreto, cauto y ponderado en el hablar porque, una vez que la caja de Pandora se ha abierto, es casi imposible volver a encerrar en ella todos los vientos que se escaparon. Aprende de los silencios y del hablar de Dios. Contempla a menudo tantos silencios de Nuestro Señor, mucho más abundantes en su vida que abundantes fueron sus palabras y sus milagros. Aprende de esos profundos silencios de nuestra Madre, que acompañaban tan de cerca los silencios del Hijo. Pídele a san José que te enseñe y ayude a vivir el silencio, como él lo vivió: junto a María y a Jesús. Cuanto más vayas llenando de Dios tu corazón más buscarás tu silencio interior. Y entonces empezarás a hablar el verdadero lenguaje, el de la caridad con Dios y con los demás, y tu vida ya no podrá callar a Dios.  

Mater Dei
Archidiócesis de Madrid

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