LA PRESENCIA DE DIOS EN MEDIO DE LA HISTORIA DEL HOMBRE.



A lo largo de la historia, Dios ha hablado a los hombres de muchas maneras, hoy nos ha hablado por medio de Jesucristo. Él se hace hoy presente en medio de su Iglesia, la Iglesia que él ha querido fundar. Cristo, única promesa de felicidad, se hace presente en la realidad de cada día, en cada hombre y en cada acontecimiento.

Por ello, este blog lo que pretende es reconocer a través de los hechos en la Iglesia, la presencia de Dios en medio de su Pueblo.

jueves, 8 de diciembre de 2011

UNA GRAN SEÑAL

El próximo día 8 de diciembre celebra la Iglesia Universal la Solemnidad de la Inmaculada Concepción de la Virgen María. Es el título por el cual reconocemos que la Virgen María, por gracia especial de Dios, fue exenta del pecado original. En Novelda se organizaba una novena, con un precioso catafalco instalado en el altar mayor de la Arciprestal de San Pedro Apóstol, y una procesión en su honor, y existe una Congregación de Hijas de María para el culto a la Virgen Inmaculada.

La Inmaculada Concepción es un dogma solemnemente definido y proclamado por el Papa Pío IX el 8 de Diciembre de 1854. María es la nueva Eva, creada sin mancha de pecado para ser la Madre de Jesús y de todos los hijos de Dios.

La relación recíproca entre el misterio de la Iglesia y María se manifiesta con claridad en la « gran señal » descrita en el Apocalipsis: «Una gran señal apareció en el cielo: una mujer vestida de sol, la luna a sus pies, y sobre su cabeza una corona de doce estrellas» (12, 1). La Iglesia ve este misterio realizado de modo pleno y ejemplar en María. Ella es la mujer gloriosa, en la que el designio de Dios se pudo llevar a cabo con total perfección.

La «mujer vestida de sol» —pone de relieve el Libro del Apocalipsis— «está encinta» (12, 2). La Iglesia es plenamente consciente de llevar consigo al Salvador del mundo, Cristo el Señor, y de estar llamada a darlo al mundo, regenerando a los hombres a la vida misma de Dios. 

Pero no puede olvidar que esta misión ha sido posible gracias a la maternidad de María, que concibió y dio a luz al que es « Dios de Dios », « Dios verdadero de Dios verdadero ». María es verdaderamente Madre de Dios, la “Theotokos”, en cuya maternidad viene exaltada al máximo la vocación a la maternidad inscrita por Dios en cada mujer. Así María se pone como modelo para la Iglesia, llamada a ser la « nueva Eva », madre de los creyentes, madre de los « vivientes » 

En todo el mundo, son innumerables las personas que se ponen bajo el amparo de la Madre de Dios. Pero cuando acudimos a Ella, especialmente en esta fiesta del 8 de diciembre, es mucho más importante lo que recibimos de María, respecto a lo que le ofrecemos. Y ¿qué nos dice María? Nos habla con la Palabra de Dios, que se hizo carne en su seno. Su «mensaje» no es otro sino Jesús, Él que es toda su vida.

Gracias a Él y por Él, Ella es la Inmaculada. Y como el Hijo de Dios se hizo hombre por nosotros, también ella, su Madre, fue preservada del pecado por nosotros, por todos, como anticipación de la salvación de Dios para cada hombre. 

Así María nos dice que todos estamos llamados a abrirnos a la acción del Espíritu Santo para poder llegar a ser, en nuestro destino final, inmaculados, plena y definitivamente libres del mal. Nos lo dice con su misma santidad, con una mirada llena de esperanza y de compasión. La mirada de María es la mirada de Dios dirigida a cada uno de nosotros. Ella nos mira con el amor mismo del Padre y nos bendice.

Se comporta como nuestra «abogada» y así la invocamos en la Salve Regina: «Advocata nostra». Aunque todos hablaran mal de nosotros, ella, la Madre, hablaría bien, porque su corazón inmaculado está sintonizado con la misericordia de Dios. La Madre nos mira como Dios la miró a ella, joven humilde de Nazaret, insignificante a los ojos del mundo, pero elegida y preciosa para Dios.

Reconoce en cada uno la semejanza con su Hijo Jesús, aunque nosotros seamos tan diferentes. ¿Quién conoce mejor que Ella el poder de la Gracia divina? ¿Quién sabe mejor que Ella que nada es imposible a Dios, capaz incluso de sacar el bien del mal?
Un mensaje de esperanza que no está compuesto de palabras, sino de su misma historia: ella, una mujer de nuestro linaje, que dio a luz al Hijo de Dios y compartió toda su existencia con él. Y hoy nos dice: este es también tu destino, el vuestro, el destino de todos: ser santos como nuestro Padre, ser inmaculados como nuestro hermano Jesucristo, ser hijos amados, todos adoptados para formar una gran familia, sin fronteras de nacionalidad, de color, de lengua, porque existe un solo Dios, Padre de todo hombre.

¡Gracias, oh Madre Inmaculada, por estar siempre con nosotros! Vela siempre sobre nuestra ciudad de Novelda: conforta a los enfermos, alienta a los jóvenes, sostén a las familias. Infunde la fuerza para rechazar el mal, en todas sus formas, y elegir el bien, incluso cuando cuesta e implica ir contracorriente. Danos la alegría de sentirnos amados por Dios, bendecidos por él, predestinados a ser sus hijos.

Virgen Inmaculada, Madre nuestra dulcísima, ¡ruega por nosotros!

Fuente: Javier Muñoz-Pellín. 
              Novelda Digital.

1 comentario:

  1. Amén.
    Preciosa entrada. Feliz día de la Inmaculada Isaac.
    Leer tu entrada me hace sentir gozo y cantar el canto del Apocalipsis.
    " Una mujer, una mujer vestida del sol.
    Con la luna bajo sus pies y una corona de doce estrellassss,
    esta encita y gritaaaa
    con los tormentos de dar a luz..."
    Un abrazo.

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