LA PRESENCIA DE DIOS EN MEDIO DE LA HISTORIA DEL HOMBRE.



A lo largo de la historia, Dios ha hablado a los hombres de muchas maneras, hoy nos ha hablado por medio de Jesucristo. Él se hace hoy presente en medio de su Iglesia, la Iglesia que él ha querido fundar. Cristo, única promesa de felicidad, se hace presente en la realidad de cada día, en cada hombre y en cada acontecimiento.

Por ello, este blog lo que pretende es reconocer a través de los hechos en la Iglesia, la presencia de Dios en medio de su Pueblo.

sábado, 27 de agosto de 2011

Corazón de Jesús, descanso del alma, ruega por nosotros

Al caer la tarde, después de una dura jornada de trabajo, José y María descansaban en familia junto a Jesús. En su corazón encontraban la paz y el sosiego interior, que inunda a aquellos que saben contemplar y adorar el rostro de Cristo. En mis trabajos, dudas, agobios, debilidades, caídas y pecados, ¿por qué no acudir al corazón de Cristo y descansar en Él esa cruz que, a veces, tanto me pesa y hasta me aplasta? “Venid a Mí todos los que estáis cansados y agobiados, que Yo os aliviaré. Cargad con mi yugo y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y hallaréis descanso para vuestras almas” (Mt 11,28-29). En mi oración, también yo soy para Dios su alivio y descanso, si dejo que apoye sobre mí esa cruz de todos los hombres que él lleva a veces muy solo.

Cómo se desgasta el alma cuando se prodiga y desparrama desordenadamente en las numerosas ocupaciones del día a día. Cuántas jornadas que acaban llenas de cosas y de prisas, pero vacías de Dios. Y eso, quizá, en nombre del Evangelio, de la virtud o del apostolado. Nuestros cansancios proceden, muchas veces, de no saber disfrutar de las cosas y personas, en las que no atisbamos a descubrir la acción sutil e invisible de Dios. Aprender a descansar en la Providencia es vivir en paz, con sosiego espiritual, aun en medio de los fracasos y problemas más acuciantes.


No busques tu descanso fuera de Dios, pues en nada ni en nadie encontrarás mejor alivio y refrigerio que en ese Corazón de Cristo, que tanto conoció los agobios y fatigas de los hombres. Sólo en el regazo de tu Creador, en su mano providente y amorosa, podrás descansar el peso y las cargas de esta vida, en la que el sufrir y el penar nos hablan con añoranza del descanso eterno del Cielo.

Mater Dei
Archidiócesis de Madrid

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