LA PRESENCIA DE DIOS EN MEDIO DE LA HISTORIA DEL HOMBRE.



A lo largo de la historia, Dios ha hablado a los hombres de muchas maneras, hoy nos ha hablado por medio de Jesucristo. Él se hace hoy presente en medio de su Iglesia, la Iglesia que él ha querido fundar. Cristo, única promesa de felicidad, se hace presente en la realidad de cada día, en cada hombre y en cada acontecimiento.

Por ello, este blog lo que pretende es reconocer a través de los hechos en la Iglesia, la presencia de Dios en medio de su Pueblo.

miércoles, 3 de agosto de 2011

Tú, que creyendo esperaste la resurrección, ruega por nosotros

María Magdalena la que se encontró con el sepulcro abierto el día de la Resurrección, cuando fue al sepulcro a embalsamar el cuerpo de Jesús. El amor al Maestro sostenía aquella fidelidad de los últimos momentos, aunque todos, incluso sus más íntimos, habían huído de Él. Así son las cosas que nacen del verdadero cariño, y que sólo entienden los enamorados; cosas que no llegan a entenderse mientras se piense que, para querer a alguien, es necesario recibir algo a cambio. El amor de la Virgen Madre a su Hijo es también cosa de enamorados. Ella, más que nadie, también en esos últimos momentos del Señor, “esperó contra toda esperanza”. El sostener al Hijo entre sus brazos, una vez lo descendieron de la Cruz, debió ser la mayor experiencia de un amor sufriente que pudiera soportar una madre. Incluso, en ese instante, María debió gritar en su interior al Padre Dios: “¡Muero de dolor, pero me fío de Ti!”. Ella cumplía aquella entrega del hijo que Abraham no completó. Era el cumplimiento definitivo del amor de Dios llevado hasta el culmen, donde sólo la “llena de gracia” podría soportar. 
Una piadosa tradición nos dice que la Virgen Madre fue la primera a quien se apareció el Señor resucitado. Cuesta creer que no fuera así, puesto que Ella llevó en su seno el signo del Verbo encarnado, anticipando en ese nacimiento el triunfo de Dios sobre la muerte y el pecado. ¡Cuánta justicia cumplida en ese abrazo del cuerpo resucitado de Cristo al de María, su Madre, que hizo de su fe también motivo para anticiparse a la gloria de Dios sobre el mundo! El “pequeño” universo de María, lejos de ser sepulcro cerrado, era el seno virginal de una madre que hizo donación de su Hijo para la salvación de la humanidad.

Mater Dei
Archidiócesis de Madrid

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