Si no vives tu cristianismo con mucho espíritu de lucha es que no lo vives. En griego, la palabra "ascesis" significa precisamente esfuerzo, lucha. No hay peor enemigo que tu mismo cuando pactas con tus defectos y pecados. No los justifiques, no los compadezcas, no los consientas, no te perdones ni dejes pasar una mínima ocasión de luchar contra tus defectos de carácter, manías, tendencias, debilidades. Es verdad que la gracia pule aristas y saca brillo al diamante de tu alma, pero sólo si tu quieres. La obra de la gracia, capaz de esculpir filigranas en el más duro granito, necesita también del rudo trabajo de tu esfuerzo, de tu levantarte una y otra vez, de tu no desanimarte por no ver frutos, de tu constancia. Sé fiel a los propósitos que el Señor te inspire en el examen de conciencia o en la confesión. Pídele al Espíritu Santo el don de la firmeza y la constancia en el bien. Agárrate con jaculatorias a la Virgen cuando te falten las fuerzas. Pon todos los medios naturales y sobrenaturales que haga falta con tal de no parar de luchar. Pero, lucha. No con las armas del soberbio voluntarismo sino con las armas del niño: esforzándote por levantar el pie una y otra vez, las veces que sean necesarias, siempre, y verás cómo, sin que te hayas dado cuenta, habrás llegado un día al final de la escalera.
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LA PRESENCIA DE DIOS EN MEDIO DE LA HISTORIA DEL HOMBRE.
Por ello, este blog lo que pretende es reconocer a través de los hechos en la Iglesia, la presencia de Dios en medio de su Pueblo.
martes, 4 de septiembre de 2012
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