LA PRESENCIA DE DIOS EN MEDIO DE LA HISTORIA DEL HOMBRE.



A lo largo de la historia, Dios ha hablado a los hombres de muchas maneras, hoy nos ha hablado por medio de Jesucristo. Él se hace hoy presente en medio de su Iglesia, la Iglesia que él ha querido fundar. Cristo, única promesa de felicidad, se hace presente en la realidad de cada día, en cada hombre y en cada acontecimiento.

Por ello, este blog lo que pretende es reconocer a través de los hechos en la Iglesia, la presencia de Dios en medio de su Pueblo.

jueves, 20 de septiembre de 2012

Nuestros estados de ánimo

¿Ves cómo van las abejas de flor en flor? Así son también nuestros estados de ánimo, AirJP11_HD:Users:jpo:Desktop:DSCN0032.JPGfluctuando de arriba a abajo con la misma facilidad con que el aire se mueve de acá para allá. Conseguir esa ecuanimidad, tan propia de una cierta madurez humana y espiritual, tiene mucho de conocimiento de sí mismo, de esfuerzo de la voluntad, de aceptación de las propias limitaciones sin pactar con ellas; pero es también el poso que poco a poco va dejando una vida de oración y de intimidad con Cristo cada vez más sólida y sincera. Los altibajos de nuestros estados de ánimo hablan mucho de la fragilidad de nuestra condición, tan quebradiza que en un instante somos capaces de opinar, ver o sentir justo todo lo contrario de lo vivido en el instante anterior. Olvidamos afectos, torcemos intereses, cambia nuestra opinión sobre alguien o interpretamos con ligereza acontecimientos dependiendo de la gana o desgana que tengamos, o del mal o buen sabor de boca que nos haya dejado alguna noticia o comentario. Y casi sin darnos cuenta, de la fluctuación de nuestros estados de ánimo pasamos fácilmente a la inconstancia e informalidad en nuestros compromisos y deberes. No puedes hacer depender tu salvación y tu santidad, ni siquiera tu apostolado y tu entrega a los demás, de la arbitrariedad de tu estado de ánimo. ¿Crees que la victoria de Cristo en Getsemaní dependió de las ganas o del estado de ánimo de ese momento? ¿Crees que Nuestro Señor tuvo ganas de abrazarse y cargar con la cruz? Sé fiel a tu oración diaria, a la Eucaristía, a la dirección espiritual, a tu examen de cada noche, al rezo del rosario, a la confesión, aunque no sientas nada ni tengas ganas. La fidelidad del amor no es cuestión de sentimientos ni de ganas. Puedes vivir como los submarinos, a tientas y por debajo de las corrientes de tus sentimientos, o navegar a velocidad de crucero por encima de ellas, imbatible ante los golpes y el vaivén de las olas. 

Mater Dei
Archidiócesis de Madrid

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