LA PRESENCIA DE DIOS EN MEDIO DE LA HISTORIA DEL HOMBRE.



A lo largo de la historia, Dios ha hablado a los hombres de muchas maneras, hoy nos ha hablado por medio de Jesucristo. Él se hace hoy presente en medio de su Iglesia, la Iglesia que él ha querido fundar. Cristo, única promesa de felicidad, se hace presente en la realidad de cada día, en cada hombre y en cada acontecimiento.

Por ello, este blog lo que pretende es reconocer a través de los hechos en la Iglesia, la presencia de Dios en medio de su Pueblo.

domingo, 30 de septiembre de 2012

Orar por la iglesia

En el seno virginal y materno de María se gestó, desde los inicios de la encarnación, todo el misterio de la Iglesia. Nadie como Ella supo prodigar al Cuerpo místico de Cristo, nacido del costado abierto en la Cruz y del don del Espíritu Santo en Pentecostés, el mismo cuidado materno con que rodeó y amamantó aquella carne virginal de Cristo nacida de sus entrañas. Por su maternidad espiritual y universal, Ella acompaña hoy y siempre a la Iglesia como Madre suplicante y eficaz intercesora ante el trono de Dios. Su incesante oración por la Iglesia se une perfectamente a la oración de Cristo en favor de su Esposa, la Iglesia. Ella es ahora la Madre que lleva en su seno a este nuevo Cristo que es la Iglesia en cada uno de sus miembros, en ti y en mi. No te canses de orar y pedir por la Iglesia, especialmente por sus miembros más necesitados. Ella necesita de tu oración como el árbol necesita de la savia para florecer y verdear. En cada uno de sus escándalos, pecados, limitaciones humanas, partidismos, críticas, desobediencias y divisiones, besa las llagas doloridas de esta Madre, que gime con dolores de parto por la santidad de cada uno de sus hijos. Ora en especial por tu iglesia diocesana, la que te ha visto nacer y crecer, y en la que cada día debes hundir esa semilla de tu vida llamada a dar tanto fruto. Esa es la Iglesia que hay que amar: la que te ha tocado vivir. Y esa es la Iglesia que desposó para siempre aquel Crucificado tan enamorado de nuestra debilidad y pecado.

Mater Dei
Archidiócesis de Madrid

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