LA PRESENCIA DE DIOS EN MEDIO DE LA HISTORIA DEL HOMBRE.



A lo largo de la historia, Dios ha hablado a los hombres de muchas maneras, hoy nos ha hablado por medio de Jesucristo. Él se hace hoy presente en medio de su Iglesia, la Iglesia que él ha querido fundar. Cristo, única promesa de felicidad, se hace presente en la realidad de cada día, en cada hombre y en cada acontecimiento.

Por ello, este blog lo que pretende es reconocer a través de los hechos en la Iglesia, la presencia de Dios en medio de su Pueblo.

viernes, 27 de mayo de 2011

Íntima confidente del Hijo, ruega por nosotros

Cuántos atardeceres de intimidad, cargados de contemplación de Dios, pudieron vivir María y José junto a su Hijo. Cuántos gestos, palabras, miradas de Cristo, latiendo escondidamente entre los muros de aquella casa de Nazaret. Fueron el tesoro que María custodió para siempre en el secreto del corazón. Tardes y ratos de familia, en que el Señor abriría su corazón, explayando sus deseos más íntimos en aquellos dos corazones enamorados de la voluntad de Dios.

Nadie como María recibió las confidencias de aquel Hijo, que escondía en su corazón de hombre los secretos del seno del Padre. Corazón materno, acostumbrado a cobijar, acoger y perdonar, en quien puedo encontrar descanso para el alma. Mucho del corazón de María había en aquel Hijo, en quien estaban custodiados todos los secretos del seno del Padre. Si quieres ir asemejándote a Cristo, has de hablar mucho con la Madre y dejar que Ella te enseñe a parecerte más a Él. Ninguna otra criatura tuvo el privilegio de educar y modelar el alma humana de Cristo. Deja que, en tu oración, María te hable de esas íntimas confidencias del Hijo que sólo Ella conoce. Y deja también allí, en su regazo, esas otras confidencias y secretos de tu alma, que sólo a una Madre así puedes confiar. Nada hay que pueda igualarse al conocimiento de esa intimidad secreta y escondida de Dios, que sólo se saborea en el silencio de la contemplación. Pídele a esta Madre que te enseñe a contemplar y rumiar, en el silencio del alma, esos secretos divinos que sólo conocen los sencillos. Desahoga en el corazón de Cristo todas esas confidencias de enamorado que llevas en tu alma y verás que también el Señor te confía y entrega los secretos del Padre. 
 Mater Dei
Archidiócesis de Madrid

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