LA PRESENCIA DE DIOS EN MEDIO DE LA HISTORIA DEL HOMBRE.



A lo largo de la historia, Dios ha hablado a los hombres de muchas maneras, hoy nos ha hablado por medio de Jesucristo. Él se hace hoy presente en medio de su Iglesia, la Iglesia que él ha querido fundar. Cristo, única promesa de felicidad, se hace presente en la realidad de cada día, en cada hombre y en cada acontecimiento.

Por ello, este blog lo que pretende es reconocer a través de los hechos en la Iglesia, la presencia de Dios en medio de su Pueblo.

sábado, 20 de octubre de 2012

El gorrión, la vaca y el zorro


Cuentan que, en una fría mañana de invierno, un gorrión, aterido de frío, buscaba refugio. Se encontró con una vaca y le pidió algún sitio donde encontrar un poco de calor. La vaca le "prestó" una de sus plastas, y ahí quedo calentito el gorrión. Al cabo de un rato, cuando se solidificó el lugar de su refugio, nuestro pájaro quedó aprisionado y pidió ayuda. Un zorro que merodeaba por el lugar acudió a donde se encontraba el gorrión, y éste le pidió encarecidamente que le librará de su opresión. El zorro sacó al pájaro de la plasta, ya seca, y se lo comió. La moraleja que podemos sacar del cuento es triple: piensa que, si alguien te ha metido en un "marrón", puede ser bueno; piensa que, si alguien te saca de un "marrón", puede que no siempre lo haga con buenas intenciones; pero, si te encuentras dentro de un "marrón", procura no decir ni "pío".
La aplicación a nuestra vida es evidente. El sacrificio, por ejemplo, puede suponer, casi siempre, un "marrón". Se trata de un plus de esfuerzo que ha de vencer nuestra desgana o nuestra pereza. Sin embargo, cuando se hace con generosidad, sin mirarse uno a sí mismo, la recompensa es evidente. En esa entrega a los demás, y con nuestra renuncia, realizamos un bien que dará verdaderos frutos que ayuden a otros en su crecimiento personal. Esa entrega, además, nos ayuda a alcanzar la madurez necesaria para vivir con fortaleza cualquier contrariedad. Sin embargo, cuando el sacrificio se hace sólo desde una actitud voluntarista, el corazón se endurece, queda sujeto a todo tipo de susceptibilidades, y los demás pueden volverse un obstáculo para nuestros propósitos egoístas. En cambio, cuando estés pasando ese sacrificio, percibiendo la soledad del cansancio y el agotamiento, no te quejes, interioriza esa entrega si no quieres que te devore la resignación a través de lamentos y excusas. Perderías, entonces, la fuerza de esa generosidad que busca hacer el bien a los demás. La gracia te ayudará a unirte a la entrega de Cristo en la Cruz, la que hizo por ti y por mi, y a hacer el bien desde el silencio de Dios, que es el que juzga la bondad de nuestros actos.

Mater Dei
Archidiócesis de Madrid

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