María es mujer eucarística por ser mujer, porque en Ella todo lo biológico es eucarístico. En su maternidad se unen el pan y la vida, como se unió la divinidad del Verbo a la terrosa y quebradiza naturaleza humana. De su seno toma el Verbo esa carne virginal, que había de convertirse, ya en el seno de la Iglesia, en pan eucarístico. Y a esa carne humana, precaria y material, hecha para albergar la gloria, une el Verbo toda la vida divina que late escondida en el seno Trinitario.
Madre que nos dio al Verbo hecho carne, como el sacerdote nos da a Cristo hecho pan. Madre que dio vida humana al Verbo en la carne, para que la vida divina de Dios llegase a nosotros en esa otra carne de sacramento que es la Eucaristía. Madre eucarística, porque dio su cuerpo y su sangre al Verbo encarnado, para comunicar una vida nueva al mundo, como Cristo Sacerdote nos da su cuerpo y su sangre, para comunicar su misma vida divina al mundo. Así es la Eucaristía, como ese seno de María Virgen y Madre, donde se encarna sacramentalmente, en la pobre materialidad de un pan, todo el misterio salvífico de Cristo.
Que María nos enseñe a gustar de ese pan eucarístico, que sabe a gloria de Cristo, para que se transfigure en la carne de nuestra vida, y hagamos de nuestro día a día el pan que Cristo ofrece al Padre desde el altar.
Mater Dei
Archidiócesis de Madrid
No hay comentarios:
Publicar un comentario