La parábola del Evangelio de hoy nos relata la historia de dos hijos a los cuales el padre dice: “Anda, hijo, ve a trabajar hoy en la viña”. Ante esta súplica imperada del padre, los hijos de la parábola toman actitudes muy distintas. El primero de los hijos da la impresión de ser muy sincero y responde directamente diciendo “no quiero”. Luego, después de la respuesta, recapacita, se arrepiente y obedece. Sin embargo, el segundo hijo hizo lo contrario, dijo “Voy Señor” y luego no fue. “¿Cuál de los dos cumplió la voluntad de su padre?” – pregunta El Señor-.
Jesús a través de esta parábola nos transmite dos enseñanzas claras para nuestra vida cristiana: el arrepentimiento en la vida cristiana y la obediencia plena al Padre.
El primer hijo respondió que no quería ir y luego arrepentido, fue. ¿Qué pudo ocurrir ahí? Claramente podemos decir que se realizó un cambio y una transformación en el modo de pensar “se arrepintió y fue”. A esto lo llamamos conversión. La primera condición para que se lleve a cabo la conversión del corazón es el arrepentimiento, si no tenemos conciencia de que somos pecadores y que necesitamos arrepentirnos para conseguir el perdón de Dios, no lograremos nunca alcanzar la conversión del corazón, porque nos creeremos que somos justos y que no necesitamos el perdón de Dios. Esto verdaderamente nos impide dar los pasos de la autentica conversión. El Señor pide que reconozcamos nuestros pecados, nos arrepintamos y volvamos a él de todo corazón.
La segunda enseñanza que nos transmite la parábola de hoy es la obediencia sin reserva a la voluntad de Dios.
El primer hijo descubrió que no estaba cumpliendo la voluntad de su padre. Algo en su interior le mostraba que estaba desobedeciendo. Al final recapacitó y fue. La figura de este primer hijo se asimila a lo que pasa en nuestras vidas, en ocasiones parece que nos revelamos ante lo que Dios quiere para nosotros, nos revelamos a su voluntad, a sus planes y no nos damos cuenta que en cumplir esta voluntad está el secreto de la autentica felicidad y la salvación de nuestras almas. El motivo suele ser casi siempre el ver que nuestra voluntad no coincide nunca con la de Dios. Esto ya nos lo decía el Señor en el Evangelio: Tus caminos no son mis caminos, ni tus planes mis planes”. Los pensamientos de Dios son siempre distintos al de los hombres. Debemos de pedirle al Señor que nos conceda la gracia de saber siempre aceptar con un corazón dócil su voluntad que se nos manifiesta cada día, a través de nuestras vivencias, situaciones y circunstancias. Esta muchas veces puede llegar a ser dolorosas, nos hará sufrir, pero sabemos con certeza que todo lo que el Señor permite lo hace para bien de aquellos que le amamos con todo el corazón.
María es el modelo perfecto para ver el cumplimiento de este Evangelio. Ella se entregó totalmente como la esclava del Señor a la persona y obra de su Hijo Jesucristo. Respondió a Dios abandonándose plenamente y sin reserva a su voluntad, manifestando su plena disponibilidad al proyecto que Dios tenía preparado para ella, ser la madre del Salvador. Con su obediencia plena al querer de Dios, está dispuesta plenamente a vivir todo lo que el amor divino tiene previsto para su vida, incluso aquellos momentos trágicos que iba a sufrir en primera persona, la muerte de su hijo. María nos enseña a fiarnos completamente de la voluntad de Dios, nos pide que nos adhiramos a ella con plena confianza aunque esta en ocasiones nos resulte dura e incluso incomprensible. María también tuvo momentos en los que no entendía los proyectos que Dios tenía preparado para ella, pero con su “sí” confiando trajo al mundo la salvación, al Hijo de Dios, Jesucristo. Que ella, la Virgen María, interceda por nosotros para que cuando escuchemos la voz del Señor que nos llama a seguirle respondamos siempre con prontitud y generosidad. Amén.
Muy hermoso Evangelio, nos ayuda a reflexionar sobre el compromiso y la sinceridad de nuestra respuesta a Dios!!!! ese SI que dimos un día debe crecer a diario, no es un cumplimiento "cumplo y miento" es un camino de salvación y teniendo a nuestra Madre como norte y guía, llegaremos!!!! es un SI vivido y compartido. Gracias D. Isaac por darnos la oportunidad de crecer para que, Dios mediante, vayamos al cielo!!!!!
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