LA PRESENCIA DE DIOS EN MEDIO DE LA HISTORIA DEL HOMBRE.



A lo largo de la historia, Dios ha hablado a los hombres de muchas maneras, hoy nos ha hablado por medio de Jesucristo. Él se hace hoy presente en medio de su Iglesia, la Iglesia que él ha querido fundar. Cristo, única promesa de felicidad, se hace presente en la realidad de cada día, en cada hombre y en cada acontecimiento.

Por ello, este blog lo que pretende es reconocer a través de los hechos en la Iglesia, la presencia de Dios en medio de su Pueblo.

domingo, 11 de agosto de 2019

Pensamiento

10.08.2019

PADRE PIERINOEs suficiente tu corazón para amar a Dios. Ámalo y así reconocerás a tu Creador. 

Basta il tuo cuore per amare Dio. Amalo e così riconoscerai il tuo Creatore.


PADRE PÍO:

Ahora comprenderás, mi buena hija, por qué el alma que ha elegido el amor divino no se puede quedar egoístamente en el Corazón de Jesús, sino que se siente abrasada también por la caridad hacia los hermanos, que con frecuencia hace que el alma se derrita de amor.

Pero ¿cómo puede suceder todo esto? Hija, no es difícil entenderlo, ya que el alma, al no vivir ya de su propia vida y vivir de Jesús, que vive en ella, debe sentir, querer y vivir de los mismos sentimientos, deseos y vida que él vive en ella. Y tú sabes, mi queridísima hija, sabes, digo, aunque lo has aprendido tarde, de qué sentimientos y de qué deseos, hacia Dios y hacia la humanidad, estaba y está animado el Corazón de este divino Maestro.

Que se derrita también tu alma de amor a Dios y a los hermanos que nada quieren saber de él, porque aquí está el sumo gozo de Dios. Vive tranquila y que tu sufrimiento lo vivas en paz.

(31 de mayo de 1918, a las hermanas Campanile – Ep. III, p. 961)


11.08.2019

PADRE PIERINOSólo el amor de Dios te permite conocer quién eres y quién serás. 

Solo l’amore di Dio ti fa conoscere chi sei e chi sarai.


PADRE PÍO:

Espero que no esté lejos el día en que goces de una alegría de cielo, marchando a Asís, la ciudad toda franciscana, monumento elocuente del gran amor y de la infinita caridad del S. Padre S. Francisco. Sí, me auguro que un día no lejano me llegará la noticia de que te has arrodillado allí, en el pequeño y devoto templo de la Santa Porciúncula, ennegrecida por el paso de los años, donde, como cuenta la buena admiradora de la obra franciscana, la señora Henrion, los besos de los penitentes, a través de siete siglos de religiosa admiración, lo han pulido, como el mármol y el alabastro las toscas paredes. ¡Cómo late el corazón del memorioso peregrino que se detiene allí para orar con fervor! Cada oscuro ladrillo recoge la historia de miles y miles de almas que, en confiado abandono, han apoyado la cabeza y con ella las angustias de la vida.

El peregrino se arrodilla allí instintivamente; y, en el silencio divino, siente que aletea sobre él como una bendición suavísima. Y la infinita y dulce plegaria resuena y pasa desde hace siglos y pasará por los siglos: plegarias encendidas de amor de los santos, holocaustos de víctimas puras, lágrimas de redimidos. ¡Oh!, ¡qué grande y dulce es, en la Iglesia de Jesús, el dogma de la comunión de los santos! Ésta es en verdad la puerta de la vida eterna, como está escrito en el frontispicio del pequeño y devoto templo de la Porciúncula.

(30 de diciembre de 1921, a Graciela Pannullo – Ep. III, p. 1087)

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