LA PRESENCIA DE DIOS EN MEDIO DE LA HISTORIA DEL HOMBRE.



A lo largo de la historia, Dios ha hablado a los hombres de muchas maneras, hoy nos ha hablado por medio de Jesucristo. Él se hace hoy presente en medio de su Iglesia, la Iglesia que él ha querido fundar. Cristo, única promesa de felicidad, se hace presente en la realidad de cada día, en cada hombre y en cada acontecimiento.

Por ello, este blog lo que pretende es reconocer a través de los hechos en la Iglesia, la presencia de Dios en medio de su Pueblo.

jueves, 9 de agosto de 2012

El pasado ya no existe

El recuerdo y la inquietud por las faltas de nuestra vida pasada nos bloquean en nuestra entrega a Dios. A veces, ese pasado nos sirve de cómoda excusa con la que justificamos nuestra desgana para emprender en serio un cambio de vida. Otras veces, nuestras faltas del pasado nos inquietan y angustian porque, en el fondo, creemos que Dios perdona al modo humano y no se olvida fácilmente de lo que hemos sido. Creemos poco y mal en el poder de la gracia. Desperdiciamos gran parte de nuestra vida sentimentalizando tristemente sobre las faltas de nuestra vida pasada, sin darnos cuenta de que así nos inutilizamos para amar a Dios y entregarnos a los demás en el momento presente.
El pasado ya sólo existe en el corazón misericordioso de Dios. Tus remordimientos e inquietudes por lo que fuiste, por la mediocridad de tu vida pasada, por las ocasiones de santidad que dejaste perder, por el bien que pudiste hacer y no hiciste, has de entregarlas ahora, en este instante, al perdón y a la misericordia de Dios, descansando en Él tu corazón dolorido. Hay un remordimiento que nace de nuestra soberbia, que conduce a la desesperanza y a la apatía espiritual, y que tarde o temprano nos aleja de Dios. En cambio, ese remordimiento que nace de la moción del Espíritu Santo en tu alma te hace más niño ante Dios, te abre a la confianza en su corazón misericordioso y te impulsa a una entrega más humilde y realista. Valora cada vez más ese sacramento de la reconciliación en el que Dios te inunda con el poder de su gracia y fortalece tu alma para el bien y el amor. Acepta con realismo lo que fuiste y lo que eres, pues así, y no de otra manera, te quiere Dios. Pero, que ese pasado de pecado no te detenga en tu camino espiritual. No cuenta lo que fuiste, sino lo que Dios quiere que llegues a ser. 

Mater Dei
Archidiócesis de Madrid

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