“La Piedra que desecharon los
arquitectos es ahora la piedra angular” Es así la manera en la que se dirige
Pedro lleno del Espíritu Santo a los jefes del pueblo y a los ancianos. Pedro
se dirige haciéndoles ver que aquel que fue crucificado por ellos en el Gólgota
¡ha resucitado! la piedra que fue desechada por los arquitectos, es decir, por
estos jefes del pueblo, es ahora la piedra angular, porque el mismo Dios le ha
resucitado de entre los muertos.
En
este 4º domingo de Pascua celebramos a Jesucristo, Buen Pastor. Hoy es el día
propicio para entrar en el corazón de Jesús y descubrir cómo es su corazón de
buen pastor, descubrir cuáles son sus sentimientos, sus sufrimientos, cual es
el deseo más profundo de su corazón, ver cómo es el ansia de redención para con
el mundo.
El
corazón de Cristo, es un corazón que late verdaderamente y late por muchos
motivos. El deseo más grande de su corazón es que nos fiemos realmente de él y
de la vida nueva que quiere darnos. Nos pide cada día que volvamos otra vez a
sus brazos, que volvamos otra vez a su amor. Él tiene un corazón paciente,
espera con paciencia a que sus hijos caigan en la cuenta de que sin él no
pueden hacer nada. Es un corazón amigo que se interesa por ti y por mí, que
nuestros problemas le importan verdaderamente, que nuestros sufrimientos, le
hacen verdaderamente sufrir.
Nuestro
Dios, es un Dios de amor, de perdón que espera con ansia a que le entreguemos nuestra
pobre y difícil vida. Venid a mí todos los que estáis cansados de la vida
mundana y agobiados por vuestros pecados
que yo os aliviaré nos recuerda el Señor. Él nos conoce verdaderamente y sabe cómo es
nuestra vida, sabe de qué pie cojeamos cada uno, que es lo que llevamos en el
corazón. Así dice el Evangelio “Yo soy el buen pastor porque conozco a mis
ovejas” ¿Quiénes son las ovejas
a las que conoce bien? Somos nosotros,
que nos conoce con nombre y apellido. Por eso solo quiere que
nos pongamos en sus brazos para que el tome de nuestra vida lo peor y nos
conceda un corazón renovado.
Solo
tenemos que ver varios ejemplos en el Evangelio para descubrir como es el
corazón de Cristo. Miremos a Pedro en el momento de la negación, la mirada de
Cristo le traspasó el corazón. El Señor vuelve a decirnos una y otra vez con
nombre y apellidos ¿Me amas más que estos? ¿Me amas más que tus pecados, tus
faltas? Nosotros con sencillez y humildad deberemos responder: Señor tú lo
sabes todo tu sabes que te quiero.
Cristo
nos dice en el Evangelio que él es el Buen Pastor porque entrega su vida por
las ovejas. Estas ovejas somos nosotros y Cristo ha querido entregar su vida en
la cruz, derramando su sangre por nosotros para rescatarnos del pecado en el
que estábamos inmersos. El no se arrepiente de entregar su vida por ti y por
mí. Nos ha amado hasta el extremo. Él no nos va a abandonar en los momentos de
peligro como hace el pastor asalariado que busca siempre su propio bien y si se
pierde una oveja le da exactamente igual. Él Señor se preocupa de sus ovejas
una por una, no le importa dejar las noventa y nueve por ir a buscar la
perdida.
La
preocupación del corazón de Cristo es también la que nos narra el evangelio:
“Tengo además otras ovejas que no son de este redil y es necesario que las
traiga también a ellas… habrá un solo rebaño y solo pastor”. Este es el deseo
de Cristo. Hay muchos que han escuchado
la voz del Señor y se han apartado de él, muchos que le han negado, que le han
considerado como un estorbo en sus vidas, gente que piensa que ya no necesitan
de Cristo Jesús, estos son las ovejas que no están en el redil y que Cristo
quiere conquistar su corazón para que vuelvan a la casa del Padre. Sabe
perfectamente que sus corazones están vacíos completamente, no tienen sentido
sus vidas. Aunque aparentemente no muestren el vacío de su corazón sabemos bien
que un corazón que no tiene a Cristo como centro no puede encontrar la verdad
de la vida, las respuestas a los interrogantes que nos presenta la realidad.
Ese es su mayor sufrimiento, que haya hijos suyos que le den de lado. Por ellos Cristo también entrega su vida y la
entrega libre y voluntariamente, nadie le quita la vida, el mismo la entrega. Este
sufrimiento se lo reveló Jesucristo a Sor Faustina cuando le dijo que su mayor
sufrimiento era cuando aquellos que él había elegido para estar a su lado eran
los primeros que le traicionaban.
Por
eso una vez más la Iglesia
nos invita a llamar a todas estas personas que están cansados y agobiados para
que acudan a descansar al corazón de Cristo. Invitémoslas a la esperanza,
esperanza que brota del corazón de Cristo. Solo allí encontraremos nuestro
descanso.
María,
madre de la Iglesia
y madre nuestra atrae a todos los hombres hacia ti y hacia tu hijo para que
descubran la verdadera vida que brota del mismo corazón de tu hijo el buen
pastor.
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