LA PRESENCIA DE DIOS EN MEDIO DE LA HISTORIA DEL HOMBRE.



A lo largo de la historia, Dios ha hablado a los hombres de muchas maneras, hoy nos ha hablado por medio de Jesucristo. Él se hace hoy presente en medio de su Iglesia, la Iglesia que él ha querido fundar. Cristo, única promesa de felicidad, se hace presente en la realidad de cada día, en cada hombre y en cada acontecimiento.

Por ello, este blog lo que pretende es reconocer a través de los hechos en la Iglesia, la presencia de Dios en medio de su Pueblo.

sábado, 28 de abril de 2012

EL BUEN PASTOR


La Piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular” Es así la manera en la que se dirige Pedro lleno del Espíritu Santo a los jefes del pueblo y a los ancianos. Pedro se dirige haciéndoles ver que aquel que fue crucificado por ellos en el Gólgota ¡ha resucitado! la piedra que fue desechada por los arquitectos, es decir, por estos jefes del pueblo, es ahora la piedra angular, porque el mismo Dios le ha resucitado de entre los muertos.

En este 4º domingo de Pascua celebramos a Jesucristo, Buen Pastor. Hoy es el día propicio para entrar en el corazón de Jesús y descubrir cómo es su corazón de buen pastor, descubrir cuáles son sus sentimientos, sus sufrimientos, cual es el deseo más profundo de su corazón, ver cómo es el ansia de redención para con el mundo. 

El corazón de Cristo, es un corazón que late verdaderamente y late por muchos motivos. El deseo más grande de su corazón es que nos fiemos realmente de él y de la vida nueva que quiere darnos. Nos pide cada día que volvamos otra vez a sus brazos, que volvamos otra vez a su amor. Él tiene un corazón paciente, espera con paciencia a que sus hijos caigan en la cuenta de que sin él no pueden hacer nada. Es un corazón amigo que se interesa por ti y por mí, que nuestros problemas le importan verdaderamente, que nuestros sufrimientos, le hacen verdaderamente sufrir.

Nuestro Dios, es un Dios de amor, de perdón que espera con ansia a que le entreguemos nuestra pobre y difícil vida. Venid a mí todos los que estáis cansados de la vida mundana  y agobiados por vuestros pecados que yo os aliviaré nos recuerda el Señor.  Él nos conoce verdaderamente y sabe cómo es nuestra vida, sabe de qué pie cojeamos cada uno, que es lo que llevamos en el corazón. Así dice el Evangelio “Yo soy el buen pastor porque conozco a mis ovejas” ¿Quiénes son las ovejas a  las que conoce bien? Somos nosotros, que nos conoce con nombre y apellido. Por eso solo quiere que nos pongamos en sus brazos para que el tome de nuestra vida lo peor y nos conceda un corazón renovado.

Solo tenemos que ver varios ejemplos en el Evangelio para descubrir como es el corazón de Cristo. Miremos a Pedro en el momento de la negación, la mirada de Cristo le traspasó el corazón. El Señor vuelve a decirnos una y otra vez con nombre y apellidos ¿Me amas más que estos? ¿Me amas más que tus pecados, tus faltas? Nosotros con sencillez y humildad deberemos responder: Señor tú lo sabes todo tu sabes que te quiero.

Cristo nos dice en el Evangelio que él es el Buen Pastor porque entrega su vida por las ovejas. Estas ovejas somos nosotros y Cristo ha querido entregar su vida en la cruz, derramando su sangre por nosotros para rescatarnos del pecado en el que estábamos inmersos. El no se arrepiente de entregar su vida por ti y por mí. Nos ha amado hasta el extremo. Él no nos va a abandonar en los momentos de peligro como hace el pastor asalariado que busca siempre su propio bien y si se pierde una oveja le da exactamente igual. Él Señor se preocupa de sus ovejas una por una, no le importa dejar las noventa y nueve por ir a buscar la perdida.

La preocupación del corazón de Cristo es también la que nos narra el evangelio: “Tengo además otras ovejas que no son de este redil y es necesario que las traiga también a ellas… habrá un solo rebaño y solo pastor”. Este es el deseo de Cristo.  Hay muchos que han escuchado la voz del Señor y se han apartado de él, muchos que le han negado, que le han considerado como un estorbo en sus vidas, gente que piensa que ya no necesitan de Cristo Jesús, estos son las ovejas que no están en el redil y que Cristo quiere conquistar su corazón para que vuelvan a la casa del Padre. Sabe perfectamente que sus corazones están vacíos completamente, no tienen sentido sus vidas. Aunque aparentemente no muestren el vacío de su corazón sabemos bien que un corazón que no tiene a Cristo como centro no puede encontrar la verdad de la vida, las respuestas a los interrogantes que nos presenta la realidad. Ese es su mayor sufrimiento, que haya hijos suyos que le den de lado.  Por ellos Cristo también entrega su vida y la entrega libre y voluntariamente, nadie le quita la vida, el mismo la entrega. Este sufrimiento se lo reveló Jesucristo a Sor Faustina cuando le dijo que su mayor sufrimiento era cuando aquellos que él había elegido para estar a su lado eran los primeros que le traicionaban.

Por eso una vez más la Iglesia nos invita a llamar a todas estas personas que están cansados y agobiados para que acudan a descansar al corazón de Cristo. Invitémoslas a la esperanza, esperanza que brota del corazón de Cristo. Solo allí encontraremos nuestro descanso.

María, madre de la Iglesia y madre nuestra atrae a todos los hombres hacia ti y hacia tu hijo para que descubran la verdadera vida que brota del mismo corazón de tu hijo el buen pastor.

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