LA PRESENCIA DE DIOS EN MEDIO DE LA HISTORIA DEL HOMBRE.



A lo largo de la historia, Dios ha hablado a los hombres de muchas maneras, hoy nos ha hablado por medio de Jesucristo. Él se hace hoy presente en medio de su Iglesia, la Iglesia que él ha querido fundar. Cristo, única promesa de felicidad, se hace presente en la realidad de cada día, en cada hombre y en cada acontecimiento.

Por ello, este blog lo que pretende es reconocer a través de los hechos en la Iglesia, la presencia de Dios en medio de su Pueblo.

domingo, 21 de julio de 2019

Pensamiento

21.07.2019

PADRE PIERINO: Las ocupaciones y las preocupaciones, los pensamientos y los deseos, las ansiedades y las esperas, las penas y las alegrías interrumpen la paz del corazón.  Haz todo con fe y la paz no te dejará.

Le occupazioni e le preoccupazioni, i pensieri e i desideri, le ansie e le attese, le pene e le gioie arrestano la pace del cuore. Fai tutto con fede e la pace non ti lascerà.


PADRE PÍO:

Te afliges por las ingratitudes de los hombres hacia Dios y haces bien en llorar por sus desdichas. Ofrece a Dios como reparación tus bendiciones y todas tus acciones, procurando que todas sean buenas. Pero, después de haber llorado en secreto por las desdichas ajenas de los que se han obstinado en su perdición, conviene imitar a nuestro Señor y a los apóstoles, alejando tu espíritu de esas desdichas y orientándolo hacia otros objetos y otras ocupaciones más útiles para la gloria de Dios y para la salvación de las almas. «Era necesario - dicen los apóstoles hablando a los judíos - anunciaros a vosotros en primer lugar la Palabra de Dios; pero, porque la rechazáis y vosotros mismos no os juzgáis dignos de la vida eterna, mirad que nos volvemos a los gentiles»«Se os quitará a vosotros - dice el divino Maestro en el santo evangelio - para dárselo a una nación que produzca sus frutos».

Por tanto, el detenerse demasiado tiempo a deplorar por quienes se han obstinado en el pecado, sería pérdida de un tiempo útil y a la vez necesario para buscar la salvación de otros hermanos nuestros y para trabajar por la gloria de Dios.


(25 de abril de 1914, a Raffaelina Cerase – Ep. II, p. 76)


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