LA PRESENCIA DE DIOS EN MEDIO DE LA HISTORIA DEL HOMBRE.



A lo largo de la historia, Dios ha hablado a los hombres de muchas maneras, hoy nos ha hablado por medio de Jesucristo. Él se hace hoy presente en medio de su Iglesia, la Iglesia que él ha querido fundar. Cristo, única promesa de felicidad, se hace presente en la realidad de cada día, en cada hombre y en cada acontecimiento.

Por ello, este blog lo que pretende es reconocer a través de los hechos en la Iglesia, la presencia de Dios en medio de su Pueblo.

viernes, 5 de julio de 2019

Pensamiento

5.07.2019

PADRE PIERINO: El joven y la joven no se dan cuenta fácilmente del don de sus vidas y la desperdician, malgastando sus dones.  Ellos se parecen a los jóvenes que tienen en mano mucho, mucho dinero y lo malgastan, usándolo mal y lo pierden día tras día.

Il giovane e la giovane facilmente non si rendono conto del dono della loro vita e la sciupano, sperperando i suoi doni. Essi sono simili a giovani che hanno in mano tanti, tanti soldi e li sperperano, usandoli male e perdendoli giorno dopo giorno.


PADRE PÍO:

Te equivocas, y te equivocas de lleno, si quieres medir el amor de un alma a su creador por la dulzura sensible que experimenta al amar a Dios. Ese amor es propio de las almas que se encuentran todavía en la simplicidad de la infancia espiritual: amor que podría ser fatal para el alma que lo busque en demasía. Por el contrario, el amor de las almas que han salido de esa infancia espiritual es aquel que ama sin recibir gusto o dulzura en aquella parte que llamamos alma sensitiva.

La señal segura para conocer si esas almas aman de verdad a Dios es el descubrirlas siempre dispuestas a la observancia de la ley santa de Dios; es el verlas siempre atentas y vigilantes a no caer en pecado; es su deseo habitual de ver glorificado al Padre del cielo y que para ello no dejan, en cuanto depende de ellos, de propagar el reino de Dios; es el verlas continuamente orando al Padre del cielo con las mismas palabras del divino Maestro: «Padre nuestro... venga tu reino».


(29 de diciembre de 1914, a Raffaelina Cerase – Ep. II, p. 288)


 


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