LA PRESENCIA DE DIOS EN MEDIO DE LA HISTORIA DEL HOMBRE.



A lo largo de la historia, Dios ha hablado a los hombres de muchas maneras, hoy nos ha hablado por medio de Jesucristo. Él se hace hoy presente en medio de su Iglesia, la Iglesia que él ha querido fundar. Cristo, única promesa de felicidad, se hace presente en la realidad de cada día, en cada hombre y en cada acontecimiento.

Por ello, este blog lo que pretende es reconocer a través de los hechos en la Iglesia, la presencia de Dios en medio de su Pueblo.

miércoles, 24 de julio de 2019

Pensamiento

25.07.2019

PADRE PIERINOCuando no estás bien dilo sólo una vez: la repetición no te cura y cansa a quien escucha.  A la mamá y al médico dilo también, cada vez que te lo preguntan.

Quando non stai bene dillo solo una volta: la ripetizione non ti guarisce e stanca chi ascolta. Alla mamma e al medico dillo pure, ogni volta che te lo chiedono.


PADRE PÍO:

Humillémonos profundamente, mi buen padre, y confesemos que, si Dios no fuera la coraza y nuestro escudo, nosotros enseguida seríamos heridos por toda clase de pecados. Y es por esto por lo que debemos permanecer siempre en Dios, siendo perseverantes en nuestros ejercicios de piedad; que ésta sea nuestra preocupación constante.

Tengamos siempre encendida en nuestro corazón la llama de la caridad; y no nos desanimemos nunca. Y si nos sobreviene alguna flaqueza o debilidad de espíritu, corramos a los pies de la cruz; ofrezcámonos entre los perfumes celestes; y, sin duda alguna, seremos fortalecidos.

En la santa misa yo presento siempre al Padre del cielo, con el de su Hijo celestial, el corazón de usted. Él, a causa de esta unión en la que yo le presento la ofrenda, no puede rechazar ese corazón. No dudo, mi querido padre, de que usted, por su parte, hace lo mismo. […].

Las pruebas en mi espíritu siguen intensificándose. Pero, ¡viva Dios!, que, incluso en medio de las pruebas, no permite que el alma se pierda. Se sufre, pero tengo la certeza de que, en medio del sufrimiento y de la oscuridad absoluta en que está sumergido de continuo mi espíritu, no decrece mi esperanza.

(24 de julio de 1917, al P. Agustín de San Marco in Lamis – Ep. I, p. 917)


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